• 04/08/2021 00:00

Las vestimentas del voleibol de playa olímpico

“[…] los objetivos que inspiraron al barón Pierre de Coubertain a crear los primeros Juegos Olímpicos fueron el desarrollo personal y la paz mundial a través del deporte, basado en el respeto y los principios morales […]”

De las 27 ediciones de Juegos Olímpicos, desde 1896 para acá, a pesar de todos los inconvenientes sanitarios y económicos existentes, esta, que se está celebrando en Japón, ha sido la mejor, para mi gusto.

Esta enorme satisfacción gratuita se la debo al Internet, al Facebook, al YouTube y a todos los dirigentes deportivos, periodistas y técnicos que están trabajando afanosamente.

El deporte femenil me hace levantar en las madrugadas, para que la que sabemos no me regañe por mis aspavientos al sorprenderme con innumerables encantos demostrando destrezas, valentía y coraje. Sin embargo, sería bueno que las atletas del voleibol de playa, sobre todo, se cubrieran un poquito más. No me atrevo a narrar lo poco que tapan las mascarillas en sus partes; en fin, esas muchachas, en el caso nuestro, podrían ser mis nietas y yo no las dejaría participar así, menos en unos juegos olímpicos.

Miren, muchachos nuevos, los objetivos que inspiraron al barón Pierre de Coubertin

a crear los primeros Juegos Olímpicos fueron el desarrollo personal y la paz mundial a través del deporte, basado en el respeto y los principios morales, claro que toda esa genialidad impulsada por la historia del monte Olimpo de la antigua Grecia dejará de perdurar si nos descuidamos.

Pues, les confieso que, en mi escasa cultura deportiva, obtenida durante 14 años influenciado por personalidades como Waldo Santiago, cubano que llegó a ser presidente de la AIBA, El “Portorriqueño” Rickín Sánchez, los panameños Pepe Vásquez, Mario Chan Rojas, Eduardo Alfonso Castillo (periodista), Víctor Raúl Vásquez (periodista), el Ing. Roberto De Gracia, el ingeniero chiricano Luis Villarreal y el sorprendente ingeniero Vladimir Ilich De La Rosa. Nunca… nunca escuché que a las damas se les podía permitir insinuar sus partes íntimas como lo están haciendo hoy día muchas, por ejemplo.

Miren, los Juegos Olímpicos trascienden fronteras (peores que las de Darién) y reúnen a individuos de muchas partes del mundo enviados por sus países con la esperanza de que dejen el nombre de su patria en alto. Ojalá que, de aquí, de nuestra patria, que, a veces, parece diluírsenos entre las manos, no salga una dama a representarnos en una lucha de damas vestida como algunas del voleibol de playa y para más ñapa, huntada con manteca de puerco.

Economista, escritor costumbrista.
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