• 15/11/2021 00:00

Cinta Costera, COP26 y Bicentenario

“Podemos generar cultura, conocimiento y sembrar conceptos de sostenibilidad ambiental, si nos esforzamos en trabajar localmente, para alcanzar objetivos globales”

Domingo en la tarde y dije: tiempo de un “raspao”. “A un dólar el sencillo y a dos dólares con malteada”, me respondió la chica vestida en un atuendo “dry fit” (genero diseñado para disipar la humedad), de gorra, en coordinado todo de negro. La Cinta Costera, las carretillas de “raspao”, ya tiene un sabor a género. Sigo observando los visitantes de la Cinta Costera. Varias pintas de personas pasean a orillas del mar y disfrutan del sol, la brisa y del paisaje. Descubro turistas, locales y residentes de la exclusiva Paitilla, familias numerosas de extracción popular. Escucho y oigo palabras en otros idiomas. El sonido de ocarinas y maracas llaman mi atención. Son las imágenes sonoras de grupos de jóvenes gunas y ngäbe que bailan -ocultos de las miradas públicas- en círculos concéntricos y en espacios separados. No encuentro referencia en la Cinta Costera de lo que pasó en Glasgow del aumento de la temperatura del planeta, inclusión, carbono cero o neutral, turismo, sostenibilidad y diversidad.

Gentes suben y bajan por la Cinta Costera. Ciclistas, en patines, con balones, sin camisas, con anteojos de sol, toda una gama de gentes del deporte y otro de ocio de una tarde de domingo. Otros, como yo, caminando. Algunos visitantes tomándose fotos en el parador de Panamá, incluida la fuente de agua seca que exhibe su fondo de mosaiquillos deteriorados. Panamá sonríe con una boca seca, con una dentadura incompleta ante el visitante local y extranjero. ¿La fuente seca alude a la permanente falta de agua en Panamá? No sé. A lo lejos, sobre el horizonte, los barcos esperando pasar por el Canal.

La Cinta Costera se muestra popular y cosmopolita, diversa e incluyente. La Cinta Costera es un espacio abierto de mil caras y mil oportunidades. Hablamos de una ciudad de Panamá diversa y de una heterogeneidad cultural sorprendente. La historia y la cultura de los chinos, blancos, antillanos, negros africanos, indios, judíos sefarditas y asquenazí se ha urdido en lo panameño con una cultura material e inmaterial que vive y convive entre la sociedad panameña. Un Panamá resultado de una secuencia de eventos de tecnología, que solo tuvo como propósito la conexión de los mares. Canal, ruta y gente. Hay oportunidad para ser inclusivos y mostrarnos en las mil caras que tiene Panamá. El Bicentenario se ofrece como oportuno, para hablar de ello.

¿Por qué la Cinta Costera no es transformada en un espacio para mostrar e incluir toda la diversidad cultural humana de Panamá? ¿Por qué la institucionalidad administrativa local y central no se alinean para ofertar actividades lúdicas y culturales en la Cinta Costera? Ya escucho las voces de la Alcaldía y de MiCultura ripostando “es que la Cinta Costera la administra el MOP y no tenemos competencia”. Ya estos argumentos se caen de su peso. Cansa tanta excusa y falta de voluntad de trabajo para llevar a nuestra sociedad a otros estadios de educación y entender esa cacareada multiculturalidad.

Juan comenta “qué bonito sería ver la pasarela del Panama Fashion Week con el fondo del mar y el Casco Viejo” …, riposté, “¿por qué no un festival gastronómico?”, aludiendo a ese trillo -aun sin caminar- de Panamá crisol de culturas. Un mes entero con fines de semana de gastronomía, danzas, conciertos, conferencias, festivales de cervezas, de cometas, cayucos. Espacios culturales de chinos, judíos, hindúes, griegos, alemanes y ¿por qué no, de los gringos?

¿Hay que ir a pasear a cuanto foro internacional y feria de turismo para ofertar Panamá como destino turístico? ¿Hay que invertir o despilfarrar los escasos recursos pospandemia en nutridas delegaciones oficiales a un COP26 para invocar gobernabilidad en la sostenibilidad de los recursos y detener el aumento de la temperatura del planeta? Creo que no, es más sencillo practicar la gobernabilidad local y gubernamental para mirar cómo se implementa una estrategia de Turismo Conservación e Investigación coherente y consistente. Se trata de evaluar si nos conviene una minería a cielo abierto en desmedro de nuestra rica biodiversidad. Hay que ser coherente con lo de carbono cero o neutral. Los aportes del país no se agotan en contradicciones, se logra cordillera adentro y en tierras de Corredor Biológico Mesoamericano, en las aguas y arrecifes del PN Coiba y en los mares del Pacífico Occidental panameño aún sin explotar… y más cerquita, en la bahía de Panamá y sus bosques de manglar.

Algo anda mal si solo izamos banderas de molas en encuentros estériles y de discursos disonantes y no actuamos más cerca para apoyar a las juventudes indígenas a reafirmar sus valores culturales y ofertar los espacios públicos para dar valor a sus manifestaciones culturales y a potenciar sus encuentros sociales. A eso sí llamaría inclusión.

Invito a las autoridades locales, ministeriales, al Ministerio de Turismo, MiCultura, MiAmbiente, Relaciones Exteriores, empresarios y promotores culturales a repensar las oportunidades que tiene la Cinta Costera para generar cultura, reactivar negocios pospandemia, formar los conceptos de sostenibilidad para afianzar sentido de pertenencia de lo panameño. Invito a que, de cara a los merecidos intentos de detener el calentamiento planetario, pongamos en la balanza la pertinencia en el desarrollo de una minería versus la conservación de nuestra biodiversidad. ¿Será posible lograr una gobernanza para mejorar la oferta turística local, trabajar en la infraestructura y capacidades humanas en esa dirección y formar ciudadanos en materia de sostenibilidad y cambio climático?

El mes del Bicentenario de la Independencia es una oportunidad para reconocer la multiculturalidad y los profundos intentos de procesos de modernización y modernidad que abrió en la sociedad panameña el siglo XIX con la construcción del Ferrocarril Transístmico y un Canal. No estamos potenciando la riqueza local, que puede ser lograda con un poco más de voluntad de trabajo concertado y de gobernanza de cara a los intereses del gran colectivo social. Podemos generar cultura, conocimiento y sembrar conceptos de sostenibilidad ambiental, si nos esforzamos en trabajar localmente, para alcanzar objetivos globales.

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