• 08/12/2021 00:00

Apuesta al futuro

“[…] un factor perturba: “Lastimosamente, […] … los docentes panameños tienen deficiencias marcadas en su formación académica, lo que repercute en el proceso de aprendizaje que se lleva a cabo a diario en las aulas”.”

Los discursos sociales suelen referirse a la comunidad global y a determinados sectores, que se analizan en función de los indicadores relacionados con el papel que desempeñan en el contexto de un país o región. Por lo general se utilizan categorías socioeconómicas para conocer su estado, situación y perspectivas, para de esa manera, vincularlos con la marcha general de la población.

Este examen suele utilizar la variante monetaria para considerar que, mientras más presupuesto se aplique, es mejor el desempeño. Cuando se habla de educación, se tiende a buscar determinados porcentajes para garantizar que, si se cumple la inversión de un 2 %, se estaría en condiciones óptimas para lograr satisfacer las necesidades que se desprenden de la gestión en asuntos académicos y de formación de nuevas generaciones.

Esto, en la práctica, no siempre es así. En Panamá se destina una elevada suma en esa materia, en comparación con los vecinos de la región y, en principio, el nivel de desempeño dista mucho del esfuerzo que se encamina a tal misión académica. Es por eso que auscultar los niveles de un programa de enseñanza-aprendizaje, supone utilizar otras herramientas para conocer su estado real.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) ha dado algunas cifras sobre la condición actual de algunos parámetros y, llega a conclusiones preocupantes, que llaman la atención sobre las perspectivas no solo educativas, sino del conjunto de la población y de la nación panameña.

En un informe hecho público, precisamente el día del educador, Unesco menciona estas cifras: “Con respecto al desempeño en matemáticas de los estudiantes de 6to grado, Panamá se clasifica entre los países latinoamericanos con los promedios más bajos, pues los estudiantes no alcanzaron siquiera el primer nivel”. A este balance se llega, luego de hacer pruebas a muestras seleccionadas del universo escolar.

En otros aspectos vinculados, se expone que: “Igual situación ocurre en las pruebas de lectura para el 3er grado, en el que el país se ubica con calificaciones similares a Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Paraguay, Perú y República Dominicana. Panamá tiene un 11% de sus estudiantes que están por debajo del Nivel I de desempeño en lectura, lo que implica que no logran localizar en un texto corto, información con un solo significado”.

Según Unesco, además, “las necesidades de aprendizaje de los jóvenes son muy amplias; comprenden no solamente las competencias necesarias para ganarse la vida, sino también un desarrollo personal que siente las bases de una vida gratificante”. De esta manera, se resalta que tal formación imprime una identidad que habrá de ser importante con posterioridad y será determinante en el escalón que se alcance de desempeño futuro.

El gran reto ante estos diagnósticos es que la tecnología, con su creciente complejidad, requiere mentes cada vez más cargadas de potencialidades y el esfuerzo que se despliega con los sectores juveniles que pueblan los centros escolares, debe dirigirse a elevar las capacidades necesarias para una formación integral. Para el logro de esto, es fundamental el papel del cuerpo docente.

Sin embargo, allí un factor perturba: “Lastimosamente, según estudios realizados por el Segundo Estudio Regional y Comparativo (SERCE)… los docentes panameños tienen deficiencias marcadas en su formación académica, lo que repercute en el proceso de aprendizaje que se lleva a cabo a diario en las aulas”. Este y otros elementos como los caminos en provincias, acceso a sistemas de redes y energía eléctrica, condicionan el aprovechamiento.

Es un asunto complejo que abarca diferentes escenarios y que obliga a una planificación racional, como parte de una visión de país, comprometido con su propia identidad en el contexto de la globalidad y con el compromiso de una prosperidad equitativa: sin dejar a nadie atrás; en especial, a los jóvenes.

Periodista
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