• 04/05/2022 00:00

Quinta ola de covid-19: estemos preparados

A estas alturas muchos no preguntamos ¿hasta cuándo vamos a seguir teniendo olas de covid-19? La respuesta corta es que el virus no desaparecerá y seguirá mutando, por lo que tenemos que aprender a vivir con él

Luego de tres semanas de estar reportando un incremento de casos, es evidente que enfrentamos el inicio de una quinta ola de covid-19 en Panamá, y no debería extrañarnos pues, a estas alturas, ya es sabido que el virus se mantendrá presentándose periódicamente. Este virus vino para quedarse y seguirá propagándose, mutando y desarrollando la potencial capacidad de causar enfermos graves, hospitalizaciones y muertes. No desaparecerá simplemente porque dejemos de buscarlo.

En ese sentido, es importante destacar que, aunque hemos realizado casi seis millones de pruebas de laboratorio desde que inició la epidemia; cada vez realizamos un menor número diario de pruebas de laboratorio, y es probable que tengamos muchos más casos circulando porque estamos realizando menos pruebas diariamente, lo cual hace muy difícil conocer los patrones de transmisión y la evolución del virus. Lo que sí sabemos es que desde hace tres semanas la positividad de las pruebas de laboratorio superó con creces el 5% que nos proporcionaba mayor grado de confianza y seguridad.

La amenaza de una nueva variante peligrosa sigue siendo muy real. Y, aunque sigue disminuyendo el número de muertes, aún no conocemos las consecuencias a largo plazo para la salud de aquellos que sobreviven. Un virus letal no es algo que se pueda ignorar.

Las buenas noticias son dos: lo primero es que en esta quinta ola de covid-19 enfrentamos una variante que ha demostrado ser más contagiosa pero con mucho menor capacidad para provocar enfermedad grave, hospitalizaciones y muertes. Sin embargo, tengamos presente que ómicron no es una variante benigna, aunque es menos grave que la delta, sobre todo entre las personas vacunadas, puede ocasionar un tsunami de casos, capaz de saturar nuestros hospitales, y producir muertes evitables no sólo por covid-19, sino también por otras enfermedades y lesiones en las que los pacientes no pueden recibir atención oportuna, como ya nos ocurrió a principios de este año.

Por otro lado y, lo más importante, es que un elevado porcentaje de nuestra población posee inmunidad contra la enfermedad, ya sea porque la haya padecido, haya estado en contacto con personas enfermas, o se haya vacunado. Pero no olvidemos que esa inmunidad no es permanente, va disminuyendo y llega a perder la capacidad de protegernos, razón por la cual necesitamos de refuerzos oportunos.

En ese sentido, ahora contamos con suficientes vacunas que han demostrado su capacidad de protegernos de la infección grave y mantenemos un intenso programa de vacunación. Sin embargo, aunque hemos aplicado 8 millones de dosis  de vacunas contra la covid-19, y las coberturas de vacunación siguen aumentando, es preocupante que solo el 43.6% de la población tiene su esquema de protección completo, con sus tres dosis de vacuna, el cual ahora incluye hasta cuatro dosis para los adultos mayores. Hay que hacer un esfuerzo especial por convencer a esa población de que se ponga su segunda dosis, su refuerzo y, cuando le toque, el segundo refuerzo, porque las vacunas salvan vidas.

A estas alturas muchos no preguntamos ¿hasta cuándo vamos a seguir teniendo olas de covid-19? La respuesta corta es que el virus no desaparecerá y seguirá mutando, por lo que tenemos que aprender a vivir con él. Hay acuerdo entre la comunidad científica mundial, en que habrá  futuras olas  de covid; y de eso no hay duda, pero podemos mitigarlas y hacer adaptaciones en base a lo que hemos aprendido en los últimos dos años.

Es probable que se reduzca la frecuencia e intensidad de las olas de covid-19. Lo importante es tener un plan para lidiar con esto. Fortalecer los sistemas nacionales de vigilancia para identificar rápidamente los brotes y conocer cuántos casos están ocurriendo y cuánta inmunidad se está evadiendo, todo lo cual ayudará a adaptar una respuesta temporal adecuada.

No menos importante es la necesidad de avanzar en la transformación de nuestro sistema de salud, a fin de garantizar el acceso a servicios de salud con suficiente capacidad de resolución, para todos, en todos los lugares. No olvidemos que nuestro sistema de salud ya tenía dificultades -antes de la pandemia- para atender de forma oportuna a la población demandante y, desde entonces, la epidemia ha mermado aún más su resiliencia.

Finalmente, solo me queda repetir que es muy posible que, después de esta quinta ola, tengamos que enfrentar periódicamente nuevas olas de covid-19. Lo más importante es que, para controlar la epidemia, estamos obligados a mantener la disciplina ciudadana y, sobre todo, aumentar las coberturas de vacunación. Lo que suceda en el futuro dependerá de nosotros, la población, empresa privada y el Gobierno, cada uno cumpliendo con su parte para mantener bajos los casos y las muertes, preservar el empleo y la actividad económica, y preservar el bienestar emocional de las personas.

Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
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