• 29/06/2022 00:00

Trintignant, muerte de un divo

Al igual que en la cinematografía estadounidense, su similar, la francesa contó con actores cuya interpretación dejó entrever la capacidad de superar peripecias y, sobre todo, de generar un éxito que se vio reflejado en las taquillas.

Al igual que en la cinematografía estadounidense, su similar, la francesa contó con actores cuya interpretación dejó entrever la capacidad de superar peripecias y, sobre todo, de generar un éxito que se vio reflejado en las taquillas. Este factor, de un peso meramente mercantilista, tuvo una particularidad sociológica porque por primera vez, el gran público empezó a identificarse con los hombres y mujeres / personajes de la gran pantalla.

Entre esos primeros actores galos, se puede mencionar a Gerard Phillipe, luego Ives Montand, Alain Delon, Jean Paul Belmondo, Gerard Depardieu y quizás el más longevo, Jean Louis Trintignant, quien acaba de morir a los 92 años. Estuvo en los escenarios cerca de siete décadas y representó papeles en el intermedio entre el fin de la era de los clásicos y el inicio de la generación siguiente: La nueva ola francesa (nouvelle vague).

No es de extrañar, entonces verlo aparecer en Y Dios creó a la mujer de Roger Vadim, junto a Brigitte Bardot, una de sus primeras películas, donde debe disputarse el amor de una hermosa joven de pueblo con el célebre Curt Jurgens y Christian Marquand. Otro director en ascenso de esa oleada, Claude Lelouch, lo selecciona para integrar el elenco de Un hombre y una mujer, donde interpreta a un piloto de la carrera 24 horas de Le Mans.

Había nacido en Vaucluse, Alpes, Costa Azul como Jean-Louis Xavier Trintignant, en una familia llena de amantes de las carreras de autos. Él mismo se hizo aficionado y se apasionó por las competencias. Estudió en el Instituto de Altos Estudios de Cinematografía y a los 21 años se presentó en su primera obra de teatro. Cuatro años después, protagonizó una cinta, antes de estelarizar la historia de Vadim.

La versatilidad de Trintignant se reflejó en la capacidad de actuar en títulos de otras nacionalidades como El gran silencio, de Sergio Corbucci en inglés, donde hace el papel de un vaquero mudo y luego en Italia: Con el corazón en la garganta, de Tinto Brass y basada en la novela de Sergio Donati; El conformista de Bernardo Bertolucci, historia de Alberto Moravia y Los raíles de la muerte y Z de Costa Gavras. Todas, de gran impacto internacional.

También en Italia actuó para Dino Risi en La escapada, con Ettore Scola, en Entre el amor y la muerte (Pasión de amor) y Valerio Zurlini en Estate violenta. Luego formaría parte de elencos en su país con la versión a 20 años de Un hombre y una mujer, incluso hubo una tercera edición en 2019 (Los años más bellos de una vida).

Al final del siglo XX se le vio poco en pantalla por varias razones; una de ellas, fue la accidentada realidad de accidentes automovilísticos; pero estuvo con el realizador Krzysztof Kieslowski con Tres colores: Rojo y es digno de destacar en 2012 (con 82 años) una extraordinaria película: Amor, allí comparte con Emmanuelle Riva e Isabelle Huppert, dirigidos por Michael Haneke.

Este filme le hizo ganador de cinco premios de interpretación: el festival de Cannes, César (en Francia), Lumieres, del cine europeo y del francés. En el argumento, dos ancianos (Riva y Trintignant), maestros de música retirados, enfrentan la situación que ella sufre un derrame cerebral y él debe atenderla y pese a sus dolores y sufrimientos, se niega a devolverla al hospital.

Amor es casi un poema a la senectud donde Trintignant se centra muy profundamente en su personaje y lo hace en el contexto del gran bagaje que sintetiza la obra anterior. En ésta demuestra la maestría de apropiación de las circunstancias de la vejez. Con Huppert y el mismo director posteriormente hace Happy end.

La muerte de Trintignant deja un legado impresionante en el cine francés, difícil de igualar.

Periodista
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