• 01/04/2023 00:00

La CSJ y el matrimonio homosexual

“La izquierda socialista realmente no tiene un plan para el nuevo mundo socialista, progresista e impío que quiere crear, solo tiene un plan para derribar y destruir el existente [...]”

En un fallo jurídico razonado, el pleno de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), acatando las directrices y los principios establecidos en la Constitución y en el Código de la Familia de nuestro país, ha interpretado que no procede, por inconstitucional y por carecer de la categoría de derecho humano y derecho fundamental, el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El doctor en Derecho Constitucional, Italo Antinori Bolaños, en un análisis jurídico sobre el pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), nos plantea, en resumen, que “en 1969, Panamá firmó su adhesión a la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), aceptando, entonces, la interpretación de esa Convención tal cual fue aprobada, sin que existiera alguna alusión, mención o aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Por lo contrario, explica Antinori, dicha Convención estableció en el numeral 2 del artículo 17, que se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia.

Por lo tanto, la CIDH, órgano creado por los países que conforman la CADH, no tiene facultad alguna para legislar o adicionar conceptos, más allá de lo aprobado en la Convención (CADH), el cual sería una extralimitación de esa Corte, que la descalifica por completo, pues, su función es interpretar lo aprobado en la Convención (CADH). Por lo tanto, no pueden ser vinculante sus adiciones y extralimitaciones”.

Por otro lado, los grupos homosexuales, transexuales y lesbianas, que son la antítesis de la Biblia, de Dios y del cristianismo, no tienen ningún derecho a determinar qué es el matrimonio para toda una nación, o para toda la humanidad.

Su activismo ha contribuido a crear un clima de conflicto, tensiones, pugnas y contradicciones que circula por el mundo, y que ha generado rechazo, odio a Dios y a la Biblia y, eventualmente, pugnas y serios conflictos entre las personas.

El propósito de las Sagradas Escrituras es enviar un mensaje moral y divino de Dios, diseñado para la elevación y el mejoramiento de la raza humana.

Las enseñanzas, impopulares para algunos, de la Biblia acerca de la homosexualidad dejan en claro que el matrimonio entre personas del mismo sexo infligiría un daño irreparable a las sociedades y destruiría la estructura familiar diseñada por Dios para ser entre un hombre y una mujer para producir nuevas generaciones de niños. Obviamente, esa es la estructura genética de nuestra civilización, el núcleo de nuestra existencia, sin el cual no pudiéramos tener una civilización.

Esas nociones han sido incrustadas por Dios en el pensamiento, en el corazón y el entendimiento de las personas a lo largo de la historia humana, y nuestros funcionarios electos e instituciones públicas tienen el deber de mantener esa tradición de lo que es correcto y apropiado para la sociedad.

Desafortunadamente, el relativismo moral y espiritual está impregnando el tejido de nuestra cultura y capturando las mentes de nuestra generación joven, al permitir nosotros que la izquierda marxista haga del matrimonio homosexual, el aborto, la identidad de género y el racismo, los temas más importantes de nuestra cultura. Han legalizado la inmoralidad y la perversidad, lo que ha desencadenado en nuestras sociedades, una cosecha de corrupción, decadencia y ruina.

Y ahora, parafraseando al pastor J. MacArthur, “están convenientemente y de forma forzada tratando de “arreglar” el mundo sin ninguna aprobación o consentimiento público, “reseteando” la sociedad a su voluntad por medio del miedo y la anarquía en lo sexual, ambiental, racial, social, económico y político. Atacando, además, al capitalismo, la democracia, la sociedad y la familia con la intención de convertir a Estados Unidos y a los países latinoamericanos en sociedades socialistas.

La izquierda socialista realmente no tiene un plan para el nuevo mundo socialista, progresista e impío que quiere crear, solo tiene un plan para derribar y destruir el existente a través del caos, saqueos, incendios provocados, intimidación, agresiones y desfinanciar y limitar la labor policial”.

Según un destacado pastor evangélico, “uno no puede estar bien con Dios y estar equivocado con el Evangelio. Muchos predicadores han ajustado el mensaje de la Biblia para eliminar lo que es considerado ofensivo. Muchos hablan del Evangelio como si fuera una especie de reforma social o reconciliación racial, o para descubrir su propia satisfacción, realización o éxito, como si Dios los amara tanto que quiere darles todo lo que desean. Estas son tergiversaciones terribles y devastadoras del mensaje de salvación”.

“Los pastores deben comunicar verdades bíblicas, aunque sean extremadamente impopulares. Nuestra cultura no dicta verdades, el Evangelio dicta la verdad. Nuestras vidas se rigen por las Escrituras, no por si sentimos que es progresivo o no en nuestra cultura. No debemos, como nación, violar las enseñanzas de las escrituras para que suene más apropiada para la cultura. No es según lo que piense nadie o lo que nuestra cultura quiera escuchar, sino lo que Dios ha dicho y revelado a través de los apóstoles”.

El versículo bíblico Colosenses 3:16, nos dice que “Sabemos cuál es la voluntad de Dios, lo que Él desea, lo que le agrada, sabemos acerca de Él, conocemos Su carácter, conocemos la verdad revelada en las Escrituras, entendemos las trampas de Satanás, sabemos cómo resistir al demonio, cómo vencer la tentación, y también sabemos de la brevedad de la vida - esas son las prioridades de la vida, camina en sabiduría y las bendiciones de Dios serán derramadas sobre ti”.

Planificador jubilado.
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