• 11/06/2010 02:00

Boquete: Ejemplo de progreso

El distrito de Boquete, en la provincia de Chiriquí, es ejemplo de trabajo, progreso y desarrollo. Desde décadas atrás, área de mayor pr...

El distrito de Boquete, en la provincia de Chiriquí, es ejemplo de trabajo, progreso y desarrollo. Desde décadas atrás, área de mayor producción de café de altura, cultivos hortícolas y últimamente centro de atracción turística al ser receptor de miles de familias extranjeras, especialmente norteamericanas, escogiéndolo como su residencia de retiro.

En Boquete, desde hace más de cuatro décadas, todo el comercio abre sus puertas al público los domingos y realizan su actividad de compraventa, sin ningún problema violatorio al Código del Trabajo, como denuncian los dirigentes de los obreros. Esta costumbre, adoptada voluntariamente por los comerciantes y empleados boqueteños, se remonta a los años 40 ó 50, por ser área de producción. Los trabajadores tenían que comprar el domingo, luego del pago el sábado y esta modalidad obligó a los dueños de los comercios a laborar ese día y en compensación dan a sus empleados un día de la semana. No recordamos la oposición de los empleados boqueteños por trabajar el día establecido por el Código de Trabajo como de descanso obligatorio.

La medida adoptada no ha causado trastorno en la conducta ni en la vida de los boqueteños, ni ha deteriorado la estructura familiar. Ha existido durante todas estas década el mayor y mejor entendimiento entre lo que residen en el Boquete. Por el contrario, el comportamiento del más humilde de los lugareños es digno de imitar.

Los comerciantes y trabajadores boqueteños son ejemplo de trabajo, desarrollo y progreso y dan muestra a los dirigentes del obrerismo panameño, que para que un país se desarrolle y progrese hay que trabajar todos los días de la semana y las veinticuatro horas de día. Nuestro Código de Trabajo debe ser reformado íntegramente. Su obsoleta reglamentación produce estancamiento al progreso de la nación, por la cantidad de proteccionismo de que gozan los trabajadores y el rendimiento poco profesional, lo que redunda en la mala calidad y baja productividad de su trabajo.

Hace una década, las miradas de jubilados norteamericanos se posaron en Boquete como un paraíso tropical, con clima agradable, donde ellos podían residir sus últimos años de vida, con un costo menor al que les costaría en su país. Esta posibilidad ha permitido que más de cinco mil familias extranjeras lo hayan escogido, al igual que el área del Volcán Barú. La inmigración produjo un desarrollo aún mayor, aunque con resultados de encarecimiento de la vida para los residentes. El valor de las tierras se elevó a precios inalcanzable para muchos, al igual que una gran cantidad de servicios comunitarios; pero no ha sido obstáculo para que Boquete sea una ciudad con característica de progreso y desarrollo continuo.

Si queremos ser un país de primer mundo, debemos aceptar reformar los códigos obsoletos y antidesarrollo adecuándolos al siglo XXI.

Lo Nuevo