• 21/09/2008 02:00

Lo débil del pueblo

Cuando las colectividades se incapacitan o la incapacitan para la lucha por sus derechos, entre ellos, el de la vida digna y decorosa, e...

Cuando las colectividades se incapacitan o la incapacitan para la lucha por sus derechos, entre ellos, el de la vida digna y decorosa, estamos en presencia de un conjunto social pusilánime.

El pasado paro de advertencia, impulsado por FRENADESCO, constituía, no el inicio, sino la continuación de una serie de empeños realizados por respuestas a los gravísimos problemas por los que atraviesa el país. Se trataba de alertar a quienes tienen la responsabilidad de dar la mejores condiciones de vida al panameño. Se trataba de plantear que la responsabilidad de quienes nos gobiernan, no se limita al paternalismo mesiánico, ni a la demagogia, como que tampoco a la desaforada campaña del PRODEC y la llamada Red de Oportunidades, que en el fondo, no son más que promoción gubernamental, con dineros del pueblo.

Se trataba de insistir que era necesario que los alimentos básicos estuvieran al alcance de los nacionales, que se mejorara significativamente su poder adquisitivo, que la salud no fuese privatizada.

En fin, que se permitiera una condición de vida verdaderamente humana, en una sociedad presa de la inseguridad, del crimen, de la corrupción y de la politiquería. Frente a esto, no era posible que la indiferencia, la crítica y el rechazo, se asomaran.

Desde luego es desafortunado el que muchos de los de a pie, influenciados por razones partidistas, optaran por no respaldar el paro de advertencia. Otros, indiferentes les dio igual, mientras que sectores sindicalizados, con posiciones retrogradas, pero peor, anticlasistas, esgrimieron un pobre argumento que los desenmascara y condenan.

Igualmente, algunos medios de comunicación, con la excusa del pulseo a la opinión pública, con alguna satisfacción hablaban de la relativa eficiencia del paro, y con aires de “docencia”, insistían en que debía mediar el diálogo. Pero también desubicados sectores identificados ideológicamente con el movimiento popular, optaron por la prudencia, expresando con ello una inútil lucha por el vanguardismo. Lo peor que puede ocurrir es que una población no identifique la razón de sus males, y más grave que, confundida, use el mismo razonamiento y lenguaje de quienes la oprimen.

Es ese el resultado,del cual deben vanagloriarse los sectores oficialistas y los del poder económico, y del que deben avergonzarse los que a diario pilan por el afrecho.

El paro de advertencia, como que puedan darse, deben ser apoyados por la población, que sufre por los bajos salarios, el encarecimiento de la vida, por la mentira gubernamental, por el intento de privatizar la salud, por la corrupción, por la pésima educación, por el latrocinio, en fin por el desgobierno. Por su lado FRENADESCO debe mantener presente la máxima de José Martí: “Mientras hay muchos hombres sin decoro, hay un puñado de hombres que llevan el decoro de muchos hombres”.

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