• 10/01/2009 01:00

¡Denuncia histórica!

En la noche del 10 de enero de 1964 el Gobierno Nacional por conducto de nuestro embajador, Representante Permanente ante las Naciones U...

En la noche del 10 de enero de 1964 el Gobierno Nacional por conducto de nuestro embajador, Representante Permanente ante las Naciones Unidas, Aquilino E. Boyd, presentó ante el pleno del Consejo de Seguridad de la Organización, la denuncia relativa al hecho de que la República de Panamá había sido víctima de un ataque armado contra su territorio y su población civil, cometido sin provocación por las fuerzas armadas de los Estados Unidos de América acantonadas en la Zona del Canal. Como consecuencia de esa agresión, según expuso el Representante panameño, habían ocurrido no menos de 20 muertes y más de 300 personas habían resultado heridas, creándose así una situación que pone en peligro la paz en el hemisferio occidental.

El ejército de los Estados Unidos al hacer uso de la fuerza durante los dolorosos sucesos del 9 y 10 de enero de 1964, violó compromisos internacionales que aparecen consignados en la Carta de las Naciones Unidas. En esta se consagra que los Miembros de la Organización — y los Estados Unidos es uno de ellos — se han de abstener en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado.

El planteamiento hecho por el embajador Boyd ante el organismo mundial se apoyó básicamente en la tesis sostenida por el Dr. Ricardo J. Alfaro ante la Asamblea General en 1946 y tenía igualmente antecedente en el Informe de la Comisión de Política Internacional creada en 1960, que fuera presidida por el Dr. Harmodio Arias Madrid y luego por el Dr. Octavio Fábrega. De acuerdo con esta tesis de neta raíz panameña la República de Panamá tenía y nunca había dejado de poseer soberanía sobre la faja de tierra conocida con el nombre de Zona del Canal. Dicha Zona no había sido comprada, conquistada, anexada, cedida, arrendada, ni su soberanía transferida por Panamá a los Estados Unidos de América, país que desde 1903 se venía arrogando en la Zona del Canal funciones que no le correspondían.

No hace todavía un lustro discurría entre nosotros aquel varón insigne por su talento y sus virtudes, y por su singular vocación nacionalista. Su temperamento firme y varonil se revelaba en la fuerza con que su mano amiga estrechaba las manos que le saludaban. Aquilino E. Boyd fue un político prestigioso y popular: diputado a la Asamblea Nacional (1948-1964); canciller de la República (1956-1958; 1976-1977); embajador en Washington, México, Londres y ante la OEA. En todos esos cargos puso de relieve aquellas dotes extraordinarias que hicieron de él figura tan admirable y admirada. Valor civil, lealtad a los principios, espíritu de justicia, talento, criterio luminoso, fueron prendas que lo caracterizaron como diplomático ejemplar, político egregio, buen ciudadano y, por encima de todo, gran caballero.

Hoy día, al evocar su recuerdo, 45 años después de alzar su voz en nombre y defensa de la integridad territorial y la soberanía de la República de Panamá en el Consejo de Seguridad de la ONU, contemplando la magnitud de su personalidad contra el fondo de la historia nacional, debemos concluir que, mientras valor y probidad, lealtad y patriotismo sean virtudes que exciten a la admiración de hombres y mujeres, en Panamá se recordará siempre la figura de Aquilino E. Boyd.

-El autor es pedagogo, escritor y diplomático.socratessiete@gmail.com

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