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- 03/06/2020 00:00
Desigualdad e informalidad
Las Naciones Unidas, la Cepal, el Banco Mundial y las calificadoras de riesgo coinciden en señalar que uno de los problemas estructurales de la economía panameña es la distribución desigual de la riqueza y de los ingresos.
Para reducir esta desigualdad se propone reforzar la educación. Si se educa adecuadamente a los hijos de los trabajadores informales, ellos podrán reubicarse en un estatus social más elevado. Pero esto puede tomar años, quizás dos o tres generaciones. Mientras tanto, ¿qué suerte les espera a los grupos informales actuales que constituyen aproximadamente un 45 % de nuestra fuerza laboral? Son las personas que en este tiempo de pandemia no van a recibir bonos o bolsas del programa Panamá Solidario, porque no aparecen en ningún listado. El Gobierno no conoce sus nombres ni número de cédula. Es como si no existieran. Pero están aquí y tienen hambre.
Nuestros Gobiernos tradicionalmente se han jactado del desarrollo de Panamá y de las altas tasas de crecimiento, unas de las mayores de América Latina. ¿Cómo es entonces que nuestro país tiene este lastre social? La respuesta es que los Gobiernos anteriores han ignorado, en forma irresponsable, esta peligrosa injusticia social. Claro está que los miles de personas que son consideradas mano de obra no calificada no pueden ser empleadas en posiciones que requieran conocimientos técnicos especializados. Entonces, ¿cómo se va a solucionar este problema que la pandemia ha desenmascarado y la sociedad ahora no puede ignorar? La solución sería un plan masivo de capacitación que convierta a miles de vendedores ambulantes y lavadores de autos, “car wash”, en albañiles, carpinteros, electricistas y plomeros.
Es imprescindible que el Inadeh cumpla la función para la cual fue creado y logre una transformación laboral de los grupos informales. Esta entidad pública tiene todos los programas y experiencia necesaria para lograr estas metas. Solo necesita que la doten de los recursos presupuestarios necesarios.
Las personas que capacite el Inadeh podrían trabajar en el sector de la construcción que, seguramente, se reactivará pasada la pandemia. El Gobierno podría incentivar a este sector y al sector bancario que financia las construcciones. Como actualmente tenemos una sobreoferta de viviendas, oficinas y locales comerciales de alto costo, las oportunidades para los capacitados estarían mayormente en las construcciones de viviendas y edificios de oficinas de bajo costo. Habría que implementar un plan para subsidiar a las personas que se capaciten, a fin de que puedan contar con ingresos para costear sus gastos de alimentación, vivienda, etc. Terminada la capacitación, se suspendería el subsidio y los capacitados buscarán trabajo en el sector construcción.
Si se logra reducir los altos niveles de personas que desesperan en la economía informal, habremos dado un gran paso como país.