El presidente José Raúl Mulino fue el encargado de dar la orden para que la tuneladora “Panamá” comenzará sus operaciones por debajo del Canal de Panamá,...
- 19/10/2013 02:00
Pragmatismo desleal
Conducir una institución conlleva una dirección definida por principios ideológicos, intereses económicos, objetivos sociales, propuestas políticas u otras metas del grupo gobernantes. Aplicar procedimientos y métodos igualmente acordes a sus estructuras, capacidades, habilidades o fórmulas que mejor se ajusten a sus propósitos. Así se van aplicando en lo concreto, según sean empresarios, militares, políticos, trabajadores, los orientadores o principales responsables de dirigir la cosa en cuestión.
Esas definiciones firmes y claras, le dan sustento a las comunidades de saber a qué atenerse o hacia dónde van los senderos que siguen. En esto se espera una lealtad, una firmeza de propósitos, una línea de pensamiento que amerite los apoyos, los esfuerzos, los sacrificios, los votos, y el seguimiento de sus seguidores, militantes o copartidarios. Pero ha aparecido, desde ‘los golpes de Estado’, un accionar diferente, variable, flexible que pretende adaptarse a las circunstancias, a las condiciones, a las oportunidades que se presenten. Este PRAGMATISMO, ajustado a las conveniencias, suele ser considerado arribismo, oportunismo, transfugismo o de cualquier otra denominación justamente para acomodarlo al momento, a cómo salir de un problema o de cómo sacar la mejor ventaja personal.
Se cambia en el tiempo, según los contactos del momento, aún, según la generación que actúa. El asunto es salir adelante, mantenerse en el poder, sortear las dificultades, modificar las tácticas, aun hasta cambiar las estrategias para pretender explicar con una dialéctica acomodaticia que les permita flotar en el valle político de la vida. Pero esas ‘chuecuras’, conductas torcidas, torcidas de brazo, culebreos escabrosos, el público y la historia los recogen y los acumulan en el libros de la sociología aplicada.
Son las experiencias, el prestigio, la credibilidad, la fama que va tiñendo a organizaciones, personas, partidos y hasta países. Hechos conocidos se han dado como ejemplos de estos pragmatismos. Los militares de la dictadura aquí estuvieron con el Pentágono y con Cuba, con la CIA y las guerrillas, con los banqueros y los obreros, con los israelitas y los árabes, con la DEA y el narcotráfico, con el tráfico de armas y con USA.
Al final, nadie ha sabido por qué y quiénes asesinaron o encarcelaron a su dirección. Pero más grave aún persiste la indefinición de los Tratados, que, pretendiendo realizaciones jurisdiccionales, pero realmente cuestionan la soberanía económica del canal (peajes). Publicitan independencia y a perpetuidad (como está escrito) nos revirtieron a un protectorado. Y peor aún, convirtieron las luchas generacionales nacionalistas por la soberanía en un actual disfraz cosmético, que aún nos mantiene sujetos; y que hayan domesticado el espíritu de lucha de nuestras juventudes a conformarnos con quedarnos bajo el paraguas metafórico del Pentágono.
La dictadura, igual que todas las de América Latina, fue instalada para proteger intereses económico de las oligarquías locales y las inversiones transnacionales. Pese a los intentos y algunos logros transitorios de modificaciones sociales, el resultado final ha sido la persistencia de un sistema que está muy lejos del desarrollo y la justicia social. El seudonacionalismo socialistoide fue solo un antifaz transitorio. El entreguismo, la demagogia, la impunidad y el cinismo es lo que quedó de la falsa revolución izquierdista que culminó en fascismo, narcotráfico y tráfico de armas.
El crecimiento económico alcanzado para una dirigencia mercantil, lo ha hecho con una inadecuada distribución para el pueblo de los bienes que produce nuestra posición geográfica. Lo vemos activarse en los profundos aspectos de la vida ciudadana. Los denominados ‘demócratas’, los del Cambio y los de la Revolución lo que tienen es una praxis democratoide de oligarquías económicas criollas e internacionales neoliberales y privatizadoras. Lo tenemos hoy en pretender dar salud con una ley que científicamente no da la solución integral.
Los trabajadores de la salud por vocación quieren producir vida. Quieren atender pacientes, no clientes. Dar servicio, no ser proveedores de empresas. Traer niños, no productos. Es decir, crear salud. No ser ingenuamente utilizados por consorcios que explotan a los enfermos y a los médicos en una no disimulada cadena de privatización. Ese negocio hace rato que vienen proponiéndolo, lo han explotado en otros países con el fracaso para la salud de los pueblos; y también aquí con CONSALUD en el Hospital San Miguel Arcángel.
La solución que conocen con experiencia los profesionales de la salud está en un efectivo Sistema de Salud, una Red de Atención, un servicio de atención primaria, que es mucho más que solo contratar especialistas para una privatización. Es preciso que las direcciones dirijan con altura sociológica, con la sabiduría de la experiencia, con una gobernabilidad vertical de lógica y razón por el bien común de todos.
La autoridades con personalidad científicamente segura, con asertividad, deben bajarse de las nubes; resolver y coordinar, que es su función; y no solo mandar, que es propio de otras disciplinas. Se puede desarrollar una tecnología empresarial, pero siempre que sea para beneficio social. Salud para todos (Alma Ata) en Libertad.
MÉDICO Y EX MINISTRO DE ESTADO.
—RESPETAR LOS CINTILLOS DEL MINSA A LOS TÓXICOS SOCIALES.
—EN MEMORIA DE LEOPOLDO ARAGÓN.