• 10/06/2023 00:00

Donald Trump, los demócratas y los grupos negros

“[...] el tema trascendente del odio izquierdista hacia Trump es porque él ha despertado al mundo a la estrategia globalista para destruir los principios morales y éticos de Estados Unidos, [...]”

A lo largo de los años, Donald Trump ha sido un hombre de negocios, emprendedor y figura pública de gran éxito, querido, admirado y respetado por la mayoría de los norteamericanos en el panorama social, cultural, económico y político, hasta que en el 2016 decidió postularse a la Presidencia de los Estados Unidos.

Es un hecho histórico que el Partido Demócrata, impulsor de las leyes de segregación racial Jim Crow, el KKK y el racismo en los Estados Unidos, han utilizado como estrategia en campañas políticas, durante décadas, atacar a sus adversarios conservadores que los desafíen políticamente, como racistas, fascistas, supremacistas blancos, etc., para estigmatizarlos y cancelarlos políticamente.

No fue sorpresa entonces, que los demócratas y sus compinches en los medios de comunicación estadounidense y redes sociales que controlan, lanzaran un ataque radical contra Donald Trump, a quien ven como una amenaza existencial para sus sueños liberales, marxistas, globalistas y progresistas, y quien prometió desmantelar esa “transformación fundamental” de EE. UU. de orientación marxista, que puso en marcha la presidencia de Barack Obama, y, además, drenar el pantano de políticos deshonestos.

Pero el ataque de los demócratas a Trump, cegados por el odio hacia su persona y sus políticas anunciadas, fue la campaña más brutal, repugnante y destructiva jamás montada contra un presidente en funciones, calumniándolo, difamándolo, injuriándolo y etiquetándolo, incluso antes de entrar a la Casa Blanca, como racista, mentiroso compulsivo, mentalmente inestable, sexista, incompetente, supremacista blanco, homófobo, egoísta, violador, etc.

En la desesperación demócrata para derrotar y destruir a Trump por cualquier medio posible, ya que todos sus intentos anteriores fracasaron, recurrieron a la violencia callejera, y guerra psicológica, atacando su carácter moral y credibilidad, mientras preparaban y mentalizaban al país para el fraude electoral del 2020 que fraguaron, y que ahora censuran y acallan al que se atreva a demostrarlo.

Desafortunadamente para los demócratas, Donald Trump resultó ser uno de los mejores presidentes de EE. UU., y su odio hacia él aumentó por haber puesto a Estados Unidos primero como ningún otro presidente lo ha hecho, porque ha llevado la economía de EE. UU. a un lugar en el que nunca ha estado y ha creado más empleos para ese país. Lo odian porque recortó impuestos y regulaciones que beneficiaron a ricos y pobres, lo que permitió la apertura de innumerables pequeños negocios sin tantas trabas y restricciones, lo que irritó a la izquierda y detuvo su agenda de crear un gran Gobierno omnipotente.

Más negros y otras minorías fueron empleados bajo Trump, como nunca antes, lo que redujo las tasas de desempleo de mujeres y hombres. Mantuvo el precio de la gasolina y el costo de la vida a niveles bajos. También cerró las fronteras de EE. UU. a la inmigración ilegal que está robando a los negros y otras minorías de incontables oportunidades laborales y comprometiendo la seguridad del país.

Las oportunidades, el bienestar y la solvencia económica de los negros floreció mucho más bajo Donald Trump que bajo Barack Obama. Ha hecho mucho más por los negros que los ocho años que estuvo en la Presidencia Obama y otros presidentes anteriores.

Los demócratas también odian a Trump porque se duplicó el apoyo de los negros hacia su persona. En un mitin de campaña en una comunidad de mayoría negra, Trump dijo que ningún grupo en Estados Unidos se ha visto más perjudicado por las políticas demócratas que los afroamericanos, y que los negros se han quedado atrás en las ciudades del interior de Estados Unidos controladas por demócratas.

La respuesta demócrata, que ya es habitual en ellos, fue demonizar y estigmatizar a Trump como un racista intolerante que quiere ver a los negros en miseria y fracaso, y tratar de asustar a los grupos blancos con la supuesta amenaza de violencia negra y crimen fuera de control si Trump es elegido.

Pero el tema trascendente del odio izquierdista hacia Trump es porque él ha despertado al mundo a la estrategia globalista para destruir los principios morales y éticos de Estados Unidos, instituidos por sus fundadores y convertir esa nación en un país marxista, impío y secular.

Parafraseando al periodista Jason Whitlock, “Donald Trump es el único candidato presidencial del 2024 lo suficientemente indignado y enojado como para hacer cualquier cosa para detenerlos. Él es quien abrió los ojos del mundo a su verdadero enemigo: el globalismo, promovido por el Foro Económico Mundial (FEM), y su énfasis en destruir los valores de EE. UU. y a esa nación.

El (FEM) y su agenda económica global, ha creado una calificación por puntaje de crédito comercial llamada “índice de igualdad corporativa”, que determina cuánto financiamiento pueden recibir las corporaciones del sistema bancario central a través de su promoción de valores de inclusión y diversidad de la agenda LGBTQ+ en el lugar de trabajo”.

En resumen, las corporaciones estadounidenses están incentivadas financieramente para celebrar y corporativamente promover el activismo homosexual.

La franquicia de béisbol de los LA Dodgers es una de las últimas corporaciones obligadas a adoptar la agenda lgbtq+ durante este mes del orgullo gay para recibir una calificación alta en su “Índice de Igualdad Corporativa”, manipulado por banqueros globalistas para favorecer la agenda homosexual.

Muchos jugadores de béisbol, preocupados de que la liga los use para promover la agenda homosexual y el odio hacia los cristianos y las personas de fe, han pedido la intervención de la Asociación de Jugadores de Béisbol de las Grandes Ligas, indignados y cansados del activismo LGBTQ patrocinado por las corporaciones.

Planificador jubilado.
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