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- 03/04/2015 02:00
Cristianismo, ateísmo, religión e iglesia
Es evidente que vivimos en un tiempo de grandes peligros, con efecto desmoralizador para aquel que observa impotente la destrucción progresiva de nuestras comunidades, la pérdida de los valores familiares y de las enseñanzas morales y éticas.
Pero hay esperanza. Debido a su papel distinguido en la sociedad, las iglesias cristianas se han convertido en un faro moral, una voz ética y una guía espiritual para la población.
Para muchas personas, las iglesias no revisten de tanta importancia. Otros colocan a las iglesias en la categoría de museos que se encargan de preservar nuestro pasado, o como una institución social que responde a las necesidades de los pobres o angustiados, y tiende a ministrar para la gente en los momentos cruciales de la vida: en nacimientos, matrimonios, defunción y en crisis.
Pero la base filosófica y moral con que las iglesias cristianas han hablado durante más de 2000 años es, tal vez, el pilar más sólido de nuestra civilización; no obstante, las críticas sobre aquellos miembros que han incurrido en delitos abominables.
Pero si quitáramos la influencia positiva de las iglesias cristianas, y la capa moral que apoya la honestidad, la ética y la justicia en nuestras sociedades, el hombre se convertiría en el más salvaje y feroz de todos los animales.
Por otro lado, el deseo del hombre de conocerse a sí mismo y dónde encaja en el universo es la base de todas las religiones. Una religión se define como un conjunto de creencias que se basa en la fe para explicar el mundo y nuestro lugar en él. Pero más que una religión, el ateísmo es una creencia; y en ese conjunto de creencias, han elegido no creer en la existencia de Dios. No tienen ninguna prueba de que Dios no existe, y tampoco quieren esa prueba, ya que eso iría en contra de sus creencias. Pero, de alguna manera extraña y paradójica, los ateos parecen tomar la religión mucho más en serio que los mismos creyentes.
Nunca he entendido su obsesión por la ‘prueba’ de la existencia de Dios, pues ‘prueba niega la fe’.
Una religión sin el elemento de misterio no sería una religión. Si no hubiera un Dios, no habría ningún ateo, y puesto que el ateísmo no aceptará nunca registros históricos de la existencia de Dios ni tampoco el Nuevo Testamento, entonces, me pregunto, ¿cuál es su punto? No todo el mundo quiere escuchar el mensaje del Evangelio de Jesucristo, y ciertamente Jesucristo no obligó a la gente a escuchar su mensaje cuando caminó sobre la Tierra, y por lo tanto, tampoco debemos hacerlo nosotros.
La discusión entre cristianos y ateos siempre se convierte en un debate sobre ‘fe/creación y ciencia/evolución’. Pero Dios no es una ciencia. Él es espiritual, y no se puede utilizar la ciencia o la teoría científica para refutar a Dios. Él está más allá de nuestra comprensión.
Nunca habrá evidencia clara y visible de la creación y menos aún sobre la ‘evolución’.
El ateísmo es una visión sin esperanza del mundo, ya que para el ateo y su hipótesis sobre evolución, somos una colección sin sentido de moléculas y gases volcánicos; nuestra existencia fue espontánea, sin causa, sin origen, sin sentido y sin propósito.
Los ateos han tratado a través de los años de explicar cómo el ‘universo se expandió’, y cómo moléculas y gases se autojuntaron y se convirtieron en células vivas y en un universo ordenado; sin embargo, no pueden probar que un ‘poder superior’ no creó esa misma masa en expansión que afirman que ‘explotó’.
Sí. Aunque no lo crean, eso, después de todo, es la ciencia del ateo, y rara vez hay unanimidad en sus ‘conclusiones científicas’ en esa área de investigación.
El ateísmo, en conclusión, no es una teoría viable para la comprensión del universo. No proporciona ninguna información sobre nuestro lugar en el mundo, como es la intención y el propósito de una religión o sistema de creencias; es solo una posición cómoda de oposición y de incredulidad asumida por el ateo, que dice simplemente que Dios no existe y punto, y por ende promociona el anticristianismo, que se ha convertido en uno de los aspectos más dominantes de su vida; un camino seguro al vacío existencial y espiritual.
Qué cómodos son los ateos.
PLANIFICADOR ELÉCTRICO JUBILADO.