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- 16/09/2022 00:00
Cuando las élites dominan con hegemonía
La hegemonía es la expresión que alude al control que posee una clase social o sector de esta, sobre el resto de las clases sociales de una sociedad. Especialmente, en el comportamiento resultante de las ideas y mecanismos de control diversos que hacen que los actores sociales gusten, favorezcan, dicha dominación como para no desear cambios profundos de la sociedad, que a la postre harían derrumbar todo aquello que sostiene a las élites que se benefician de tal o cual forma de control social. En la actualidad se trata de una clase social que ejerce una dominación que hace posible diversas modalidades de explotación de nuestros pueblos, a nivel del planeta, de nuestra región latinoamericana, como del país.
En esta línea, los “agentes de cambio” de la sociedad que vivimos están bajo la dominación hegemónica, en la medida que aspiren a cambiar lo que no cambia a la sociedad. Por ejemplo, cuando se enfocan en atacar un gobierno para luego ser parte de él o de todo el aparato del Estado, pero que a la postre, terminan encajonados en las reglas del juego de la dominación (en la práctica dictadura) hacia las clases trabajadoras. En efecto, mientras no se transformen los cimientos que sostienen los mecanismos, instituciones, comportamientos culturales del poder de las clases desplazadas, lo seguro es que no sé dé cambio social alguno direccionado hacia una nueva sociedad sin opresión ni explotación. Por esto, las élites de poder con mayor desarrollo intelectual e ideológico, no sienten el menor susto porque existan agrupaciones que se autoproclamen de “izquierda” y hasta que alcancen el gobierno en un momento dado, mientras estas no introducen tales transformaciones, que deberían conducir a una “sociedad nueva” con un “hombre nuevo” que la sostenga y reproduzca.
Los propulsores del pensamiento capitalista del siglo XVIII y XIX-y no Carlos Marx, como muchos analfabetos históricos afirman y difunden hoy-habían descubierto la existencia de la lucha de clases en la historia de la humanidad desde la existencia de las clases sociales. Estos, a menudo, interpretaban que la resultante de tales luchas entre las clases sociales era el asalto al poder para beneficiarse de este, esto es, utilizar los aparatos del Estado construidos por el antiguo régimen político, para dominar ahora en su favor, aunque se diga que se está identificado y efectivamente su origen social sea de las clases trabajadoras.
Los evangelios de la fe cristiana lo sintetizan en la máxima de “Odres nuevos para vino nuevo”. No es posible producir transformaciones de nada, si se ocupa un espacio, un territorio, una institución… El propio Estado, si no se cambia el carácter de estos, si no se produce un cambio de los mecanismos sobre los que permiten actuar, sentir o pensar.
Esta lección no parece ser aprendida con la profundidad necesaria y suficiente por nuestros pueblos. Excepción dada, al parecer, por la experiencia reciente de nuestra vecina y hermana Colombia. El nivel de represión, de clasismo, de racismo, misógino, colonialidad, conocido en los gobiernos de Colombia de los últimos 200 años, no se está observando en la nueva institucionalidad que pretende desarrollar sus nuevos líderes. Lo que sugiere que no se aspira a utilizar el Estado hecho por las clases opresoras de este país, sino renovarlo en su esencia humana.
Ahora bien, ¿Cuál es el papel de los agentes de cambio social portadores de una sociedad más humana, digna, de equidad en todas sus dimensiones sociales y culturales? Por un lado, impulsar la asociatividad del pueblo; por otro lado, a partir de esas organizaciones de base popular y de todos los que sufren opresión y explotación, fomentar nuevas formas de hacer las cosas, nuevas formas de ejercer liderazgo, de hacer economía, de hacer política, de hacer gestiones diferentes a como lo han hecho las élites hasta hoy. En el entendido que la sociedad nueva se construye, primero desde la base, de lo contrario se alcanzará el poder para no cambiar, repitiendo las formas de hacer las cosas que los que oprimen y explotan lo hacen. Con lo cual se demuestra que las élites poderosas no necesitan estar al frente del Estado para dominar… He aquí una prueba de cuando las élites dominan con hegemonía.