Empleo digno para jóvenes, deuda pendiente

Los jóvenes han venido adquiriendo un cada vez mayor protagonismo en el país, pero cifras oficiales de los últimos 10 años muestran una sistemática alienación de la población joven del ámbito laboral, que lejos de ser un fenómeno coyuntural, se va a agravar.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), en agosto 2013, los jóvenes de 15 a 29 años eran 33% de la población en edad productiva (15+ años), 28% de los trabajadores y 61% de los desempleados en el país. 56% de ellos estaba interesado en trabajar (Población Económicamente Activa, PEA). En agosto 2013, el desempleo juvenil era 8.7% y había 203,180 Ninis en ese rango de edad.

De cada 100 jóvenes, 51 trabajaban, 25 estudiaban y 24 eran “ninis”, 18 de estos “ninis” eran mujeres y seis eran hombres. 65% de los “ninis” eran urbanos.

Entre el 2012 y 2013 se incorporaron 4,202 nuevos trabajadores por mes a la fuerza laboral, con una edad promedio de 47 años y 9.6 años de instrucción formal. Un tercio de esos empleos benefició a trabajadores con menos de 30 años, 91% de los nuevos empleos requirieron 12 o menos años de escolaridad.

El desempleo juvenil (15-29 años) es 15%. 71% de los empleos juveniles se concentran en servicio al cliente (comercio, hoteles y restaurantes), mano de obra no calificada, agricultores y artesanos (construcción e industria).

Los jóvenes (15 a 29 años) son 30% de la población en edad productiva, 24% de los trabajadores y 54% de los desocupados, a 54% de los jóvenes le interesa trabajar (PEA) y hay 238,851 ninis de 15 a 29 años.

De cada 100 jóvenes, 45 trabajan, 31 estudian y 23 son ninis (16 mujeres, 7 hombres). 7 de cada 10 ninis son urbanos.

La edad y escolaridad promedio en los nuevos empleos (2022-2023) es 44 y 14 años, respectivamente. El porcentaje de empleos que requiere escolaridad inferior a 12 años es del 78%.

80% de la expansión laboral hoy viene de 7 sectores, agricultura, enseñanza, hoteles/restaurantes, gobierno, salud, trabajo doméstico e Industria.

En la última década (2013-2023) se crearon 266,264 empleos, pero hoy tenemos 25,705 asalariados privados menos y 77,234 funcionarios más, al tiempo que se agregaron 235,480 nuevos informales a la economía.

Es decir que cada trabajador formal del sector privado que perdió su empleo en esa década fue reemplazado en la economía por 3 funcionarios y 9 informales, resultado del grave deterioro de la confianza en el clima para la inversión privada en sectores clave.

Este patrón se mantuvo con la pandemia. El desempleo en agosto 2019 era de 7.1%, hoy es 7.4%, 2.5 puntos inferior al 9.9% de abril 2022. Entre 2019 y 2023 se crearon 17,974 empleos, sin embargo, se perdieron 19,812 empleos asalariados privados, pero se agregaron 36,482 funcionarios y 49,039 nuevos informales. El desempleo bajó porque aumentaron los informales y funcionarios.

Entre enero y noviembre 2023, MITRADEL tramitó un poco menos de 22,322 nuevos contratos laborales por mes, 30% menos que los 32,034 mensuales procesados por la entidad en el mismo período del 2019. Esto implicaría que en el 2023 hubo unas 115 mil vacantes menos que en el año prepandemia.

91% de los jóvenes que tienen empleo son oficinistas (24%), agricultores (19%), artesanos (19%), mano de obra no calificada (18%) y trabajadores del comercio (11%), trabajos con relativamente bajos niveles salariales.

Empleos con altos salarios siguen siendo difíciles para los jóvenes, por ejemplo, Profesionales ($1,465.80/mes) y Técnicos de Nivel Medio ($929.80). Hoy 16% de estos puestos son ocupados por jóvenes, 5 puntos menos que en el 2013 (21%)

El significativo aumento de la población estudiantil mayor de 15 años (+70,503 en 4 años) y la importante reducción de las vacantes disponibles (115 mil menos entre 2019 y 2023), hacen prever una aún mayor alienación de nuestros jóvenes del ámbito productivo.

Urge mejorar la confianza de que invertir en Panamá es buen negocio

Los buenos empleos están donde estén las inversiones. En la medida en que el clima para invertir en el país mejore, se irán abriendo oportunidades para los jóvenes en el futuro.

Urge transmitir confianza de que invertir en Panamá es buen negocio, particularmente en los sectores que generan la mayoría de los empleos.

Sin inversiones no habrá contrataciones y seguiremos generando informales, con los jóvenes siempre siendo los más afectados.