Se avecina “la hora cero”. En la simbólica gatera política el “tutifruti” de candidatos alistó municiones para una campaña electoral en la que prometen casi, casi, “el oro y el moro”. Pero también escarbando pasados, armando intrigas, zancadillas que se sirven de las redes sociales que no tienen atajadero; por otra parte, se suman a las redes los que las usan para el insulto y la chabacanería. Sofisticadas tecnologías, entre ellas la inteligencia artificial, también se usa para cuanta diablura.

No obstante, me empeño en pensar que esta vez los resultados de las elecciones mostrarán que hemos despertado y comprendemos, tal vez mejor que nunca, el valor de nuestro voto. Que el 5 de mayo 2024 es fecha para cerrar el paso a los que se han servido del poder para su beneficio personal. Que será ocasión para sanear el foco infeccioso que es la Asamblea Legislativa y fumigar municipios e instituciones carcomidas por la ineptitud y la burocracia.

Creo necesario explicar que el género de opinión permite la subjetividad. Es decir, como canta La Lupe: “Según tu punto de vista, yo soy la mala”; o, por el contrario, puedo parecerte “la buena”. El lector decide. Estas explicaciones ante el despegue oficial de la campaña electoral que extraoficialmente algunos adelantaron con triquiñuelas descaradas para promocionarse con el pretexto de Navidad, Año Nuevo, Día de la Madre y porque “siempre estoy atento a las necesidades de mi gente”. ¡Cuento! El político que monta parrandas, regala bolsas de comida, dinero, etc., corrompe conciencias. Y los que regalan a los niños mochilas, pelotas ¡y bicicletas con nombre del “benefactor”!, etc., empiezan así a deformar la conciencia de los niños. Es clara perversión politiquera.

Por lo que digo arriba debo referirme al cuidado que doy a mis neuronas, ese intrincado sistema que se encuentra en mi cerebro, al que doy vacaciones sobre todo en tiempos tormentosos. Son pausas en las que puedo, con indiferencia, como si leyera con ojos ajenos, enterarme de las más desagradables, patéticas, risibles o cínicas declaraciones de los que desfilan con motetes de palabras vanas, con planes esbozados superficialmente, pero que suenan bonitos; y ver la repartidera de besos, abrazo y bailes que mis neuronas resisten como adormecidas con bondadoso éter. Pero las vacaciones tienen fin y al retornar al procesamiento de los hechos (como ahora), el congestionamiento que se forma en las circunvoluciones de mi cerebro es comparable con el nudo de vehículos que se forma en “la pesa” de Chorrera. Y este año será, sin duda, memorable.

¡Ah, las candidaturas presidenciales! Despierta mi curiosidad saber si la tri-candidata Zulay Rodríguez tiene el don de la ubicuidad que el Diccionario de la Real Academia (DRAE) define como “Cualidad de ubicuo (que está en todas partes) y que la ubicuidad es uno de los atributos de la divinidad”. Si antes era PRD de tuerca y tornillo y hoy candidata independiente (¡ja ja!) a la presidencia, a la asamblea legislativa y también a la alcaldía de San Miguelito por Realizando Metas (Ricardo Martinelli) ¿será que tiene el don de la ubicuidad? Con este aparente don bien pudo hacer “japai” postulándose como representante de corregimiento. La candidatura “independiente” de Maribel Gordon, pausada señora, profesora de Economía, portadora de la bandera de FAD/Suntracs, candidata a vicepresidenta en la papeleta del FAD 2019 con Saúl Méndez candidato presidencial, es otro caso que mis confundidas neuronas no logran procesar. Lo mismo me sucede con la candidatura de Melitón Arrocha, ayer panameñista, hoy independiente. Me desconciertan estas “independencias”.

¿Candidaturas? Ricardo Lombana quien tuvo que “recular” de su intento como independiente en 2019, hoy con partido Movimiento Otro Camino. Martín Torrijos rompió palitos con el histórico PRD fundado por su padre, Omar Torrijos, que considera traicionado por sus actuales dirigentes, aspira volver a la presidencia con el Partido Popular, que mutó de la prestigiada Democracia Cristiana. Rómulo Roux, desligado del expresidente Martinelli se alzó con el banderín de Cambio Democrático, anteriormente del turbulento Ricardo Martinelli a quien le “cayó la teja” que no logró quitarse de encima. Martinelli montó tolda con Realizando Metas y gastando barrancos de dinero para jugarle la pacheca a la justicia, fue postulado para llegar a palacio, pero se vio obligado a tomar otro rumbo: asilo en la embajada de Nicaragua al abrigo de la tiranía del desprestigiado dúo, Daniel Ortega y Rosario Murillo; su fallida aspiración pasa a José Raúl Mulino quien en principio sería su vicepresidente. El fraccionado PRD postula a Gabriel Carrizo, vicepresidente de Nito Cortizo (acabo de caer en cuenta de que ambos tienen apellido terminado en “izo”); tras cinco años de desgaste y descontento ciudadano su triunfo está “en veremos” y vale anotar que mantener en el poder al mismo partido no ha estado, hasta ahora, en el menú preferido de los votantes. El 5 de mayo podremos escoger a los más capacitados para despejar los nubarrones que opacan el futuro que nos merecemos los que vivimos en este bello y amado país. Escojamos bien para poder mirarnos en el espejo de nuestra conciencia sin recibir reproches.

La autora es comunicadora social
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