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- 02/01/2018 01:02
El futuro de la Democracia Cristiana en Panamá
Por más que llevo casi diez años sin militar en la Democracia Cristiana, hoy Partido Popular, resulta difícil para muchos quitarme la estrella verde que tengo impresa en mi frente. Mi intensa militancia por más de cuatro décadas en el PDC iba mucho más allá que el participar electoralmente con ese partido. Era y es una cuestión de principios éticos y morales, inspirados en la Doctrina Social de la Iglesia, que guiaron mi vida personal y política desde que estaba en el Colegio La Salle y que, al ingresar en la Universidad de Panamá, pude adentrarme de la mano de los jesuitas que trajeron a Panamá los Cursillos de Capacitación Social. Fueron muchos años de militancia desde 1966, que en dos ocasiones hasta cárcel sufrí: en el Gobierno liberal de 1965 y con los militares a tres semanas de la invasión gringa.
Me separé del partido en dos ocasiones. Al optar por una alianza legislativa con el Gobierno de Mireya Moscoso y, posteriormente, cuando los verdes tomaron la decisión de apoyar a Balbina Herrera, a mi juicio muy vinculada a Hugo Chávez, según mi criterio, enemigo de la democracia desde que asumió el poder.
El Partido Popular, le guste a quien le guste, no se ha visto pringado por Odebrecht, aunque uno de sus miembros, de los que entraron al partido quizás solo por una postulación, fue involucrado en actos de corrupción mientras fue director del IMA. Esta particularidad lo diferencia de los demás, aunque con un partido pequeño, con un subsidio grande (B/60 000.00 al mes) por la cantidad de votos que recibió de muchos que escogieron su papeleta para votar por Varela para no tomar la del panameñismo. Todos sin excepción, además de tener en común grandes vínculos con las coimas (o ‘donaciones') de la constructora brasileña, han sido partícipes de la lluvia de millones del PAN. El PP podría presentarse, aunque parezca mentira, como una alternativa para los próximos comicios.
Bajo el liderazgo de Juan Carlos Arango, con una excelente hoja de servicios como diputado, lo cual es algo difícil decir de la mayoría de sus colegas, el partido se ha ofrecido para servir de plataforma para las próximas elecciones para todos aquellos independientes que quieran aspirar a algún puesto de elección. Pero… El pero que a estas alturas existe, para no llenarse de aspirantes sin ningún tipo de compromiso, es definir rápidamente cuál será el rumbo que termine tomando el partido para las próximas elecciones. Hoy su dirigencia, en gran parte, está empleada en el Gobierno de Varela. Si sigue por ese camino hasta el final, es poco probable que obtenga los votos que logró en el 2014 y menos aún que sean parte de la alianza de Gobierno, aunque los panameñistas sigan soñando que pueden lograr la proeza de repetir en 2019. Cuidado que, por miopía política, pierden hacha, calabaza y miel y se quedan sin partido, al mismo tiempo sin subsidio alguno.
Otra cosa sería si el Partido Popular, en un análisis serio del panorama nacional, decide salirse del Gobierno, aunque pierdan algunos ‘nombrados' en el Gobierno de Varela, bien podrían llenar ese vacío que hoy se percata en todos los partidos grandes, aglutinando en sus filas a la gran mayoría de panameños, inclusive de otros partidos, que buscan un cambio profundo para el país.
La posibilidad de que el PP se convierta en esa alternativa no es imposible, aunque sí bastante difícil. Los últimos años han convertido a los partidos, a todos sin excepción, en los mejores clientes del statu quo , aunque no estén de acuerdo con él. Prefieren dejar las cosas como están; así no se mueven las olas.
Ojalá que Juan Carlos Arango y la valiosa gente que lo acompaña se percaten de la gran posibilidad que hoy le queda a la Democracia Cristiana, ante tanta falta de institucionalidad que existe, para que pueda emular el gran papel que jugaron los demócratacristianos en la restauración de la democracia en Panamá en 1989.
ABOGADO Y POLÍTICO.