La nutricionista Vanessa Leone contrasta los beneficios, mitos y realidades del alimento
- 03/12/2013 01:00
Evangelii gaudium
En su última exhortación apostólica, Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), el Papa Francisco lanzó un nuevo mensaje valiente, impactante, renovador y refrescante, con el cual demuestra una vez más ser un Papa extraordinario y ciertamente diferente. No se pueda resumir ese notable escrito de más de 200 páginas, donde todo es importante. Obliga su lectura. Solo citaré partes del capítulo segundo, EN LA CRISIS DEL COMPROMISO COMUNITARIO, que pienso son de la mayor relevancia a nuestra realidad.
El Papa reconoce que la humanidad vive un giro histórico, visible en diversos campos. Alaba los logros que contribuyen al bienestar de la gente: salud, educación y comunicación. Pero que no podemos olvidarnos que ‘la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo viven precariamente de día a día, con consecuencias funestas’.
Lanza un mensaje contundente : ‘No a una economía de exclusión’, que ‘así como el mandamiento de $< no matar$> pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir $< no a una economía de exclusión y la inequidad$>. ‘Esa economía mata’. ... ‘No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa’. ‘Eso es exclusión’ ...: ‘No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad’. ... Las consecuencias son que ‘grandes masas viven excluidas y marginadas’. ... Se considera al ser humano como un bien de consumo. Que se pueda usar y tirar. Hemos dado inicio a la cultura del $< descarte$> que .... con la exclusión queda afectada en su misma raíz la sociedad en que se vive, pues ya no se está abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son $< explotados$> sino desechos , $< sobrantes$>.
Cuestiona la ‘Teoría del Derrame’ que supone que el crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad en inclusión en el mundo. Opina que no ha sido ‘jamás confirmada por los hechos’, pues expresa ‘una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico’. Luego habla de ‘la globlalizacion de la indiferencia’. ...‘Casi sin advertirnos. Nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás, ni nos interesa cuidarlos, como si fuera una responsabilidad que no nos incumbe’.
Denuncia ‘la nueva idolatría del dinero’ , y que una de sus causas es que ‘hemos aceptado pacíficamente su predominio sobre nosotros’. Recalca: ‘la crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humanos’. Más adelante dice ‘se ha encontrado una versión nueva y despiadada del fetichismo del dinero y en la economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano’. Nos recuerda que ‘El afán de poder y de tener no tiene límites’.
Advierte: ‘No al dinero que gobierna en lugar de servir’, que detrás de esa actitud ‘se esconde el rechazo a la ética y el rechazo a Dios’... ‘La ética suele ser mirada con cierto desprecio burlón’... ‘Se le siente como una amenaza, pues condena la manipulación y la degradación de la persona’. Sobre la ética financiera, indica: ‘Una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos’... ¡El dinero debe servir y no gobernar!
Nos habla de seguridad y nos dice: ‘No a la inequidad que engendra violencia’... ‘Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se revierta la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre distintos pueblos, será imposible erradicar la violencia’. Triste realidad que conocemos bien.
Continúa: ‘Cuando la sociedad —local, nacional o mundial— abandonan en la periferia una buena parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad’. Luego continúa: ‘Los mecanismos de la economía actual promueven una exacerbación del consumismo desenfrenado que unido a la inequidad es doblemente dañino... Así la inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas nos resuelven jamás. Solo sirven para engañar a los que reclaman mayor seguridad, como si hoy no supiéramos que las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos’. Nada más cierto que la falacia de la cacareada ‘mano dura contra el crimen’.
No creo necesario añadir comentario adicional para convencernos que el Papa pensaba en nuestro Panamá cuando escribió las citadas líneas.
BANQUERO Y EXDIPLOMÁTICO