La gestión ética en la educación

La enseñanza de los valores éticos y morales vienen de la familia y los ejemplos que en ella se transmiten de generación en generación. El “juega vivo” no es una enseñanza de nuestros ancestros (que no necesitaban firmar porque “la palabra” valía), pero sí una cultura de la vida comercial y el transitismo que caracteriza el área central del istmo desde los tiempos coloniales. En Panamá se nos está señalando como corruptos y evasores de impuestos para colocarnos en listas grises a pesar de los esfuerzos que se han hecho en todo el sistema para transparentar las operaciones fiscales y de contrataciones públicas.

Este problema que es mundial y nacional se refleja en las instituciones escolares cuando se destinan fondos públicos para obras de infraestructuras de grande, mediana y pequeña envergadura. Las licitaciones que se hacen con fondos del FECE, por ejemplo, son susceptibles de grandes tentaciones en los directivos de los colegios de favorecer a un determinado grupo empresarial por encima de las normas establecidas (transparencia, el no al nepotismo, entre otras).

No es justo señalar que en nuestro país hay corrupción y evasión de impuestos, cuando quienes nos señalan tales defectos no dan un ejemplo a ese respecto (como son los miembros de la OCDE). Se han visto en Alemania, Países Bajos, Inglaterra, entre otros, que se prestan para ocultar grandes sumas de dinero de los magnates rusos, de los evasores de impuestos y de las mafias que financian el terrorismo, etc.

Sin embargo, Panamá tiene que cambiar la cultura del “juega vivo” por la cultura del “juega limpio” (como se aplicó en el fútbol el “Var”, así aplicar la transparencia y el gobierno abierto). Y esto debe comenzar por las escuelas tanto en la enseñanza como en la gestión educativa, jugar limpio, transparente y abierto a cualquier crítica de la comunidad educativa. Nuestros directores de centro educativo deben actuar con integridad, con autoridad moral, con el ejemplo de la honestidad por delante.

Así, cuando llegue a realizarse una licitación, quede la sensación, en todas las partes involucradas, que ganó la mejor proposición y en buena lid. Esta acción debe tener una supervisión previa y posterior de la Contraloría General de la República (especialmente cuando se trate de montos elevados de más de B/. 100,000.00). En la fase de seguimiento de los proyectos es muy importante la participación de la Contraloría, para evitar los sobrecostos y las coimas. El proceso de gestión sano requiere de una supervisión constante de las distintas instituciones involucradas.

A las universidades nos corresponde una gran responsabilidad en esta enorme tarea de transformar la cultura de todos los estamentos de la sociedad panameña, la esfera política y la esfera del ciudadano común son las más difíciles de abordar, pero debemos iniciar por dar un ejemplo de autoridad moral e integridad para derramar el mensaje de que debemos jugar limpio en todos nuestros actos y exigir a todos los estamentos que se actúe de buena fe en toda actividad que se realice, ya sea deportiva, cultural, científica, política, entre otras.

La autora es docente universitaria.