- 31/10/2011 01:00
Honor al mérito
‘No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez’.
‘No la destruiré’, respondió, ‘por amor a los diez’. Destrucción de Sodoma, Génesis 18:32.
Si Miguel Antonio Bernal Villalaz hubiera podido escoger la fecha de su propio nacimiento, habría sido efectivamente el 31 de octubre —justo antes de Fiestas Patrias—, porque es harto conocido, ante todo, como patriota, el primero en anunciar las efemérides para renovar los ideales de quienes nos antecedieron, para poder legarlos a quienes nos sucederán.
Como uno de nuestros hombres públicos más destacados, y sin gastar un centavo propio (ni ajeno) en cultivar figura, Miguel Antonio lo hace ‘por amor al arte’, como expresión de lo profundo de su convicción sobre la participación popular para completar la Creación sobre este travieso istmo, siempre entre dos aguas... Con frecuencia (y por pereza...) periodistas buscan su pensar sobre los temas tan disparejos de nuestro acontecer, por la certeza de que recibirán una opinión bien formulada e informada de quien, pese a sus otras obligaciones profesionales, hace el tiempo para mantenerse al día sobre el Panamá que tanto ama.
Maestro, académico, periodista, escritor y hombre de derecho, tiene casi 40 años de radiar hacia lejanas comarcas en lo que él describe como ‘el programa más grabado’ por autoridades perseguidoras, la reiteración de su mensaje esperanzador de que un Panamá mejor sí es posible —pese a distorsiones que denuncia con la tenacidad de un enfurecido profeta bíblico. De vasta y cultivada inteligencia, es lector omnívoro y de (envidiable) verbo y chispa para rimar con brillante picardía y doble sentido, características de su personalidad que lo hacen conspirador impenitente contra el mal doquiera que lo encuentre, y en la mejor escuela del Quixote y de Voltaire. ¡La radio ciertamente es el mejor medio para su mensaje, a miles portales en el interior! Luego de varios de los exilios que son gajes del oficio de combatir con dureza a la dictadura, al volver a las cauces imperfectas una Constitución en urgente necesidad de una Constituyente, encontró que quedaba demasiada cizaña y regresó a su sitial de tábano sobre la ciudad. Es hoy ardoroso defensor de la libertad Divina para hacer el bien, y del que todo ciudadano participe en hacer Patria, con su ya clásica admonición: ‘¡El que no se queja, Que no se queje!’.
Por vocación forjador de juventudes en las que despertó ansias por aprender, les infundió la herencia del griego Biante: ‘Toma la sabiduría por compañera, desde la juventud hasta la vejez, pues ella es la más estable de todas las posesiones’. Por ello, cada ex alumno que oye hoy su programa de radio envidia secretamente a quien no ha abandonado los ideales de su juventud, una figura consecuente (y pugnaz) que jamás halló la mediatinta, al proclamar con valentía estos ideales, en medio de un entorno naturalmente adverso al pensamiento.
*TRADUCTOR OFICIAL E INTÉRPRETE SIMULTÁNEO.