• 20/02/2011 01:00

Juego de palabras en torno a Cerro Colorado

En todo un juego de palabras se ha convertido el debate en torno a las reformas al Código Minero, puesto que, luego de traer al tapete e...

En todo un juego de palabras se ha convertido el debate en torno a las reformas al Código Minero, puesto que, luego de traer al tapete el tema de la explotación del yacimiento cuprífero de Cerro Colorado —previendo las protestas tras perder la batalla ante la opinión pública— desesperadamente el gobierno sacó un as de la manga: no se explotará esta reserva de cobre ubicada en la comarca Ngäbe Buglé.

El 23 de noviembre de 2009, el diario La Prensa, en una nota firmada por Mary Triny Zea, informó que el potencial minero de Cerro Colorado, ‘sí se desarrollará’, tal como lo confirmó el Gobierno del presidente Ricardo Martinelli.

Añadió el viceministro de Comercio e Industria, Ricardo Quijano, en cuyo despacho hay una calcomanía que dice ‘los mineros somos más’, que Cerro Colorado, al igual que Petaquilla, permitirá el desarrollo en las zonas pobres del país; donde no habrá el daño que dicen los ambientalistas, porque Cerro Colorado ‘es un cerro pelado’. ‘Una cosa es un contrato que no favorece al Estado (como Petaquilla), pero no podemos eliminarlo. Con Cerro Colorado vamos a hacerlo de forma responsable y que genere mucho más riquezas y retribuciones al Estado’, precisó Quijano. Posteriormente Martinelli visitó Corea del Sur, en medio de una parafernalia minera, a fin de encandilar a incautos con los beneficios de la explotación de yacimientos mineros, en especial el de Cerro Colorado. Quijano dijo a la agencia de prensa Xinhua que no tiene sentido si no se puede explotar la riqueza natural, en un país que tiene un nivel de mortalidad de 30% en mujeres embarazadas y 25% de desnutrición en la comarca Ngäbe Buglé. Así sucedió durante todo el período de consultas celebrado en la Comisión de Comercio, donde voceros gubernamentales se aferraron al argumento de que la minería impulsará proyectos que sacarían de la pobreza a los indígenas que históricamente han vivido marginados.

Tras aprobar y sancionar a la velocidad de la luz estas reformas, y enviar un comunicado en el cual reiteraban los beneficios que llevaría las regalías a los principales beneficiados: ‘las comunidades y comarcas colindantes con las concesiones’, los altos mandos de gobierno pensaron que el asunto era pan comido, sobre todo porque la sanción se dio el viernes, cuando todo mundo se prepara para pasar el fin de semana y la actividad política merma.

Sin embargo, al ver las protestas que venían, el gobierno envío un comunicado y luego dio una conferencia de prensa para informar y comprometerse, verbalmente, a no explotar ningún yacimiento minero dentro de las comarcas indígenas, en especial el de Cerro Colorado. El titular del MICI, Roberto Henríquez, hizo el anunció ‘frente a la desinformación que existe entre los moradores de las comarcas, grupos ambientalistas, entre otros’, según informó la Secretaría de Comunicación. Un día después, mientras los indígenas ngäbe buglé protestaban contra la explotación minera en Cerro Colorado, un cable de la agencia EFE cayó como balde de agua fría: el presidente de Corea del Sur, Lee Myung—bak, expresó a Martinelli, su satisfacción por la revisión de la ley minera, luego de que el mandatario panameño le llamó para darle la ‘buena nueva’.

Al final, un presidente que días antes le había advertido a sus ministros que él es quien manda y dicta las políticas de Estado, le echó el muerto a su vicepresidente y canciller. Todo un rejuego de palabras para negar que la verdadera intención de las modificaciones al Código Minero sea explotar Cerro Colorado; pero sus propias declaraciones y los hechos contundentes han iluminado con la verdad esta maraña de palabras.

*PERIODISTA.

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