En estos días de borrasca y desasosiego que vive la Universidad Especializada de las Américas (UDELAS), producto de circunstancias complejas y para mí dolorosas y sorpresivas, he recibido una nota singular de respaldo de nuestra defensa de la institucionalidad vulnerada por pasiones egoístas e intereses oscuros. Un hombre culto, experimentado y acostumbrado a afrontar las asperezas de la vida política, me ha remitido una carta donde muestra su asombro por las circunstancias que han desdibujado el proceso de elección de autoridades en la UDELAS. También, hace un recorderis de la importancia de no cejar en la defensa de la sana gobernanza de la casa de estudios a la que he dedicado años de dura brega, de sembrar y hacer crecer un legado que una mujer a todas luces extraordinaria nos dejó.

Berta Torrijos de Arosemena soñó la UDELAS como una institución de servicio a la Patria en el seno de las áreas revertidas al control panameño, a fuerza del tesón y esfuerzo patriótico de muchas generaciones, de la sangre de nuestros mártires adolescentes y de la inteligencia de su hermano, el General Torrijos en las horas más gloriosas de la lucha de casi 80 años por vivir en un solo territorio bajo una sola bandera.

Como rector de la UDELAS, ya presto a entregar la estafeta que doña Berta puso en nuestras manos, he sido sorprendido, yo mismo, en una trama en la que me cabe el doloroso, pero inevitable deber de defender los valores por los que toda la vida he luchado y que deben asegurar que una universidad pública no sea presa de apetitos mezquinos ni de caos y desgreño administrativo y académico. Para ello, los órganos de gobierno de esta casa de estudios han fijado rumbos claros y decidido cursos de acción precisos, en cuya directriz he de perseverar con todas mis fuerzas y capacidades, tanto más que no me anima, ni el proseguir en el mandato rectoral ni me mueve el interés de favorecer ninguna candidatura en particular, siempre y cuando se respeten las normas que la Ley y el Estatuto Orgánico de esta casa de estudios superiores demanda.

Por eso me ha reconfortado y reafirmado en las decisiones personales e institucionales adoptadas, la carta que me ha escrito el expresidente Arístides Royo, que ha puesto en justa dimensión lo que la UDELAS representa más allá de toda anécdota. Expresa el Dr. Royo: “Los medios noticiosos del país han dibujado situaciones que vulneran la institucionalidad y gobernanza de esa universidad a la que me unen lazos de simpatía y amistad, pues, ella patentiza, como pocas, el deseo de quienes luchamos por la soberanía del país de transformar espadas en arados a través del proceso de reversión canalera y de plena jurisdicción de la República sobre los bienes revertidos. La UDELAS es un símbolo del uso más colectivo posible de ese territorio y esos bienes redimidos, y, por tanto, nada debe menoscabar las capacidades de funcionamiento de sus funciones sustantivas, ni la armoniosa convivencia de sus estamentos en la procura de los altos fines para los que fue concebida.”

Y agrega, en una firmeza que confiamos no desmerecer, lo siguiente: “Estoy seguro de que bajo su mandato y guía, la UDELAS podrá culminar los procesos de renovación de sus altas autoridades y conservar la excelencia de su quehacer académico. Su bien ganado prestigio, su ecuanimidad y su don de gentes son garantía para ello. Sólo el respeto a la Ley y al Estatuto Orgánico de esa Universidad es el curso de acción idóneo para restablecer el mejor clima y obtener los deseados objetivos que la UDELAS tiene”.

Y es así. Nos hemos apegado a la Ley y al Estatuto y confiamos que así lo dictaminen prontamente las autoridades judiciales a quienes ahora compete dirimir este entuerto. Pero más allá de ello, perseveraremos en continuar con el Plan de Desarrollo de la Universidad y en sus funciones sustantivas, para no coartar el supremo bien de la educación universitaria de calidad que nos demandan nuestros estudiantes y la mayoría amplia del cuerpo docente y administrativo, que sólo quiere seguir sirviendo a este país y cumplir nuestra misión educativa. Defenderemos el legado y consagraremos vida y pasión en ello.

El autor es docente
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