Organizaciones de productores de café de Chiapas, estado de la frontera sur de México, reanudaron la exportación de café a Estados Unidos, destino del...
- 30/04/2022 00:00
Llamado
Este periódico, en abril 20, estaba cargado de valiosos artículos de opinión, entre ellos un llamado a la conciencia, cómo sacudirnos la corrupción, profesión de historiador, cultura en artes escénicas, consejo presidencial de enfermedades no transmisibles, política del 2024, pensar en grande y otros temas nacionales.
Temas todos muy interesantes, si se toma en cuenta que los panameños sabemos valorar lo que leemos. Y mi intención es poner un granito de arena, en este, mi pequeño país, pero grande en su historia y oportunidades, si lo dejamos crecer como debe ser. Miremos al futuro, y escojamos bien a nuestros gobernantes.
La pregunta es ¿qué impacto trae sobre ciudadanos que en gran porcentaje están desilusionados, abatidos y desmoralizados por tantos problemas que no ven solución?
Tendría Panamá que dar un giro de 160 grados para corregir muchas cosas. Y el común denominador está en saber escoger a nuestros líderes, que son los que deben mover la gran maquinaria que representa el desarrollo o hundimiento de un paí|s.
En Panamá, tenemos muchos profesionales, algunos jóvenes, que están ávidos de entrar en el ruedo político con la única intención de poner su grano de arena por el bienestar de este país. Pero hay una gran barrera que es posición social, falta de fondos para una campaña bien desarrollada, asesores que crean en ellos y su interés genuino en crear un ambiente único para generar una nación, aunque pequeña, pero que sea la envidia del mundo.
Impulsar programas que funcionen como plan piloto, amparados por un buen presupuesto estatal, que sean proyectos amparados por leyes, sin el vaivén de la política.
Ejemplos serían la Ciudad del Adulto Mayor, buenos administradores para otros ministerios clave, como Educación, Cultura, Social, y ministros ejemplares para los demás.
Mantener las escuelas en óptimas condiciones, pues son el eje de cualquier país.
Darle el puesto que se merece a los educadores, todo aquel que tenga que ver con docencia; solventar y patrocinar centros de ayuda social amparados por organizaciones religiosas e independientes, crear patronatos en las diferentes instancias que tengan que ver con ayuda a la ciudadanía de escasos ingresos, o instalaciones hospitalarias o beneficencia.
Y dejar de un lado a tantos y tantos que no producen ni dejan que este país avance.
Exigir algo tan indispensable como el agua potable, y un buen plan de recogida de basura y reciclaje.
Otros países, con igual y hasta con menos territorio que nosotros, lo han conseguido, como Singapur. Que dijeron “basta”, y un día empezaron. Panamá tiene todos los atributos para empezar un nuevo futuro.
Países con grandes culturas, no necesariamente los más grandes del planeta, como Japón, Corea y Suiza, entre otros, que tienen una cultura exquisita. Ciertamente no son perfectos, pero sus ciudadanos viven en un estado de tranquilidad y cultura. Otros, que ofrecen una gran seguridad social a sus ciudadanos, como algunos países europeos. Eso es digno de imitar.
¿Que va a tener muchos contratiempos? Sí. Y fuertes. Sobre todo de aquellos acostumbrados a hacer siempre lo mismo, y a vivir del Gobierno.
Pero los que desean un mejor Panamá son la mayoría, y se puede conseguir con la unión y las bondades que caracterizan a los panameños.
Dejemos ya de adular a los de siempre; a los que solo piensan en ellos; a los que nunca aportan nada; a los que no aprecian los valores en una persona o en una nación. Dejemos de lado todo lo tóxico, todo lo negativo.
Enseñemos a nuestros niños que puede existir un Panamá mejor; un Panamá en que estemos orgullosos, no un país que todos nos señalen por asuntos negativos.
¿Que nos va a tomar tiempo? Sí. Y muchísimo. Pero hay que empezar por el principio. Campañas de concientización, nuevos políticos, nuevos textos escolares que dirijan a los niños a lo esencial de una persona, no a lo que lo daña; darles a los ancianos, maestros y personas de bien, su lugar. Aprender que la responsabilidad no es un mito, sino una realidad.
Que los ministros de Estado tengan la conciencia de dirigir, no de actuar en bien de unos cuantos. Que los diputados legislen en bien del país, no de intereses preseleccionados.
Que el pueblo sienta el calor de una administración independiente y consciente, digna de dirigir un país, en un mundo tan tenso y tan inestable. En un mundo que nosotros, como ciudadanos, podemos mejorar con nuestro voto por una persona honesta y digna en el 2024. Pues, la honestidad es esencial para la sobrevivencia de cualquier persona, país o comunidad.
Somos una nación próspera por bondades del planeta; somos PANAMÁ.