• 20/09/2023 00:00

Natá no tiene quien le escriba

[...] en Natá [...] estamos como el Coronel, esperando la carta donde se le reconozca su bien merecida pensión

La literatura tiene la virtud, que se mezcla con la realidad, y los referentes que, con la pluma de García Márquez, le imprime veracidad, encontramos esos escenarios en nuestros pueblos, que aún tienen la esperanza que se cumplan las promesas, mientras en Natá, la ciudad más antigua del litoral Pacífico, estamos como el Coronel, esperando la carta donde se le reconozca su bien merecida pensión.

Cuando se cumplieron los 450 años de la Fundación de la histórica ciudad, se hicieron promesas, como el arreglo de las calles, la construcción de un museo, presupuestos para la iglesia y la capilla, un hotel colonial, entre otros, pero estos objetivos no se cumplieron, lo que si podemos decir, que hubo actos protocolares, donde los dirigentes de aquella época hicieron gala de desprendimiento, para reconocerle a Natá el sitial que le correspondía, pero no ha sucedido lo mismo que al Coronel, esperando la voluntad política de quienes gobiernan, para que rescate sus valores históricos y culturales.

Cuando se cumplieron los 500 años de Fundación de Natá, el gobierno inicia una estrategia publicitaria donde se resaltan valores de nuestras comunidades, que generalmente va acompañada con la entrega de obras o promesas, en este caso, se publicitó este acontecimiento pero las obras materiales que se mencionaron ninguna pertenecía a Natá. Los natariegos que aún tenemos la esperanza de recibir la tan anhelada carta que esperaba el Coronel, deseábamos saludar al presidente, pero fue tan escurridiza su visita ese 20 de mayo, que estábamos pendiente de que se terminaran los actos religiosos, pero no fue posible.

Es natural que la decadencia con que nos encontramos, debe tener una expresión de interés de quienes dirigen el Municipio y de todos aquellos a quienes le hemos confiado la responsabilidad de representarnos para resolver nuestros problemas. Los pueblos debemos cohesionarlos a través de sus intereses, pero Natá es como el Macondo que describe García Márquez, un pueblo sin orden, donde prevalece la ingobernabilidad y el poder ciudadano no se ejerce como mecanismo de control, porque pareciera que nos mantenemos como convidado de piedra, ante el oscurantismo que se observa en el gobierno municipal.

Para lograr que alguien nos “escriba”, debemos tener la autoridad moral para exigirlo, pero mientras quienes deben “escribirnos”, vean que no estamos unidos, que la comunidad es indiferente a los problemas que tiene, que les han dado una licencia a las autoridades para que actúen a su discreción, no podremos lograr que quienes detentan el poder político nos miren.

Nos quejamos de la poca atención del gobierno central, y quizás esa sea le excusa, por lo cual no se puede resolver las necesidades sociales de Natá, pero no somos transparentes con los pocos o muchos recursos que maneja el Municipio. Hemos solicitado hasta la saciedad que expliquen los recursos extraordinarios, los que vienen de la descentralización y del Impuesto de Bienes Inmuebles, los recursos que recibieron alcaldes y representantes este año, en lo que han llamado descentralización paralela.

Hemos solicitado con vehemencia agentes culturales, quisiéramos tener un programa universitario y una nueva escuela, para evitar que los niños que viven en el suroeste de la ciudad, no tengan que atravesar la vía interamericana para asistir a la única escuela que tenemos. Contrario a este propósito, la alcaldía autoriza en esa área una cantina, que no cumple con las condiciones básicas de salubridad, seguridad e higiene, no está conectada a la red de servicios eléctricos ni la de suministro de agua y la cerecita del pastel, los equipos del municipio trabajando en la habilitación del área donde se instala este expendio de licores.

Mientras sigamos como estamos, Natá no tendrá quien le escriba y nos pasará lo mismo que al Coronel que describe García Márquez.

Presidente de la Fundación El Árbol del Libro
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