• 14/12/2023 14:50

Notas literarias desde Querétaro

La medicina queretana, como la de no pocas grandes ciudades mexicanas, ha alcanzado un grado más que satisfactorio en lo que atañe a recursos de sanación [...]

Dentro de dos días habré cumplido 79 años, si los dioses no disponen otra cosa. Y habrá ocurrido en Querétaro, México, en donde por razones de salud resido, desde hace varios meses, con parte de mi familia.

Por supuesto, iniciar así este artículo me obliga a ser mucho más personal en mis palabras, puesto que me resulta imposible separar lo íntimo con lo relativamente alusivo de una manera u otra con la literatura que atesoro, con su imponderable creatividad, sus meandros, sus afluencias y confluencias como una forma de seguir indagando en una de las bellas artes desde aristas mucho más personales; o caprichosamente no hacerlo de ese modo. En este sentido, es sabido que cada quien es un mundo y que la libertad creativa es prácticamente infinita. Además, cuando se usa el periodismo como un afluente expresivo de la creatividad, la libertad se triplica al enriquecerse. También se sabe que en lo que atañe a la literatura, al igual que en las cosas de la vida misma, hay asuntos que se cuentan y otras que no; y luego están las miles de maneras de explorar cada una, de fundirse o negarse uno a hacerlo con la palabra escrita en aras de la libertad creativa.

La medicina queretana, como la de no pocas grandes ciudades mexicanas, ha alcanzado un grado más que satisfactorio en lo que atañe a recursos de sanación, por lo que aquí he decidido quedarme por un buen tiempo, asentar cabeza en lo posible mientras me alcance el tiempo; recuperar familia y unos pocos viejos amigos, de esos que no se olvidan.

Estos amigos, escritores todos, por el momento, no los nombro, pero cada quien a su modo y por separado, siguen escribiendo, preparando algún libro, varios todavía dan clases o talleres de literatura... ¿Por qué no unir fuerzas? Como preámbulo, menciono de paso que la ciudad de Santiago de Querétaro fue fundada el 25 de julio de 1531 por el fraile franciscano Fray Antonio de Segovia y Juan Sánchez de Alanís. Buscaban establecer una misión franciscana en la región y evangelizar a la población indígena que habitaba en el área. Además, pretendían crear un asentamiento español que sirviera como centro administrativo y de comunicación en la región central de México. “Querétaro es una castellanización de un vocablo (crettaro) de origen purépecha” (pueblo indígena que dominaba el estado actual de Michoacán), cuya traducción es “cañada” o “juego de pelota”, explica Ricardo Jarillo, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Según los datos más recientes, la población de la ciudad de Santiago de Querétaro es hoy de aproximadamente 1 millón, cien mil habitantes. Querétaro es un puente entre el norte y el sur. Por su ubicación geográfica estratégica —se sitúa en el centro del país—, fue clave durante la conquista española, pero también mucho antes. Por último, aquí se desarrolla anualmente, desde hace varios años, el prestigioso Hay Festival de las Artes. ¿Por qué no aprovechar estas ventajas culturales para, poco a poco, ir creando un pequeño centro literario de cultura que trascienda el sitio y se desplace a otros lugares del país y de otros países? Y en esas estoy... intentando ser un puente cultural entre Querétaro y Panamá.

El autor es escritor.

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