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- 27/11/2012 01:00
Panamá y la guerra hispanoamericana
Puede haber sido cuando yo estaba en el liceo que asocié nuestros noviembres con esta guerra entre España y EE.UU. aquel 1898. Ya habían pasado más de 10 años desde que la nación apache de Jerónimo se había rendido al Ejercito Norteamericano y los halcones en Washington, al igual que en su Departamento de Guerra, estaban peligrosamente ociosos. Sus fronteras territoriales habían dejado de evolucionar y su pujante industria manufacturera empezaba a mirar hacia el Tercer Mundo donde los Imperios Europeos no los dejaban anclar e incursionar comercialmente en sus colonias. Por ende, la única manera prevista de obtener mayor territorio y mercados era a la fuerza; el moribundo Imperio Español y una inoperante administración colombiana alimentaban este afán expansionista.
La entonces misteriosa explosión del acorazado USS Maine, que lo llevó al fondo de la Bahía de la Habana junto con dos tercios de su tripulación de marinos norteamericanos, fue suficiente para que Washington declarara la guerra a España. Fuertes válidas sospechas se inclinaban a que fue un accidente creado químicamente dentro de la nave (pólvora y bunker) en vez de mano negra por parte de los españoles como los halcones norteamericanos y la prensa amarilla insistían. Debido a la inexperiencia de Washington en expediciones militares en ultramar, tales como desplazar las tropas estancadas por meses en Tampa o movilizar su pequeña marina entre ambos océanos dilató el inevitable triunfo de EE.UU. Los movimientos armados independentistas dentro de Manila y la Habana (que ya llevaban años contra España) fueron ignorados y se substituyó un viejo imperio por uno recién nacido.
Ya para 1902 el ejército norteamericano había de una manera u otra controlado a estos insurgentes, pero a un alto costo a su prestigio ante su ciudadanía, debido a sus métodos opresivos para lograrlo. Las grandes mentes dentro y fuera del Congreso cuestionaron abiertamente la doble narrativa de su Casa Blanca, así que a Cuba se le dio una independencia condicionada vía la Enmienda Platt y a las Filipinas la promesa de darle lo mismo, pero en un futuro ‘cercano’ (1946). Mientras tanto, las indolentes islas de Puerto Rico y Guam fueron anexadas como ‘protectorados’ para evitar el uso despreciable del término ‘colonias’. En 1898 la prensa norteamericana carecía de héroes y lo encontró en el prolífico, y eventual premio Nobel, Coronel Teodoro Roosevelt. En unos meses fue elegido gobernador de Nueva York y dos años después lo lanzaron exitosamente de vicepresidente de EE.UU. En 1901 el presidente McKinley es asesinado por un anarquista y Roosevelt toma las riendas, constitucionalmente, del emergente Coloso.
Para 1898 Roosevelt ya había sido secretario de la Marina antes de estallar la guerra y miraba con recelo qué tan modernos eran los acorazados de Argentina, Brasil y Chile vis a vis los de EE.UU. e inicia una carrera armamentista naval la cual heredó, coincidentemente, ya completada al llegar él a la Presidencia. Ahora necesitaba generar un plan de cómo desplazar rápidamente las naves de océano a océano de llegar algún día otra guerra mundial como la de 1898.
EE.UU. se harta de negociar con Colombia y se entera de que en Panamá había habido más de una docena de intentos independentistas y decide apoyarlos enviando hacia sus dos bahías, en septiembre 1903, los modernos USS Nashville y USS Wisconsin. Cuando Colombia está fuera del paisaje istmeño y EE.UU. aún con un ojo morado por su conducta colonial reciente en Manila tiene entonces en el Caribe (Cuba y Puerto Rico) dos diferentes avenidas que puede utilizar en Panamá, pero opta por la primera; independencia condicionada.
Sin embargo, en vez de generar un documento inequitativo como la Enmienda Platt se firma un generoso tratado canalero para los norteamericanos y el eventual distópico aburguesamiento de muchos de los que suplantaron a la clase influyente leal a Bogotá. Años después Roosevelt arrogantemente, mientras en campaña, inmortaliza sus palabras ‘yo tomé el Canal’ al mismo tiempo que es traicionado por su expupilo William Taft (primer gobernador de las Filipinas), quien en 1912 divide el voto republicano. Consecuentemente gana Woodrow Wilson para entonces ser su administración la que inaugura el Canal e introduce el Gold Roll/Silver Roll en su planilla.
*INGENIERO EN SISTEMAS Y TELECOMUNICACIONES.