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“Ya no guardas las huellas de mis pasos, ya no eres mío, idolatrado Ancón. Que ya el destino desató los lazos que en tu falda formo mi corazón”.
Las cuatro líneas de la primera estrofa que componen la inmortal poesía de Amelia Denis de Icaza y que ha sido declamada por varias generaciones de seres que habitan este istmo con amor y patriotismo, a pesar de una etapa histórica que se cumplió y que debió ser superada, con el rescate de la Zona del Canal y la vía interoceánica, todavía retumba en la conciencia y el nacionalismo esa épica lírica, pero que asoman voces sombrías y agoreras en el momento actual.
A los 70 años, en 1906, Amelia Denis escribió el poema, describiendo el dolor y la nostalgia, del desgarramiento de una porción del terruño, que representó el hito de lucha por la soberanía y la recuperación de todo el territorio nacional.
Me permito agregar a esta eximia poetisa, expresiones líricas del parnaso local, entre otras, Patria de Ricardo Miro; Diana Morán, con Soberana presencia de la Patria y Para el 2000: Debemos ser tercos; de Carlos Francisco Chico Changmarín Quiero sembrar un maíz (haciendo alusión a la ex Zona del Canal); José Franco, con Panamá Defendida, y ahora el cantautor Rubén Blades y su Patria. La lista es larga, numerosa e interminable de los aedas que le cantan y le seguirán cantando a la nación mancillada y ultrajada por propios y extraños, no solo por amos extranjeros que se creen dueños de este país, sino también en contubernio con algunos de nuestros coterráneos.
Las anteriores reflexiones de corte íntimo, de pertenencia y pertinencia sobre una época y lo que representa la elegía al cerro Ancón, denota y refleja ese compromiso permanente de todos los ciudadanos por el simbolismo en el imaginario popular que expresa dicho cerro y las implicaciones tangibles del valor de ese lugar o sitio emblemático, ahora definido como área protegida y reserva natural.
Esa porción de tierra, vegetación, flora y fauna que se erige en el corazón de la nación y que otrora representaba y sigue representando “cual centinela solitario y triste” la mirada vigilante al corazón profundo de la panameñidad, manifiesta su indescriptible belleza, en el ascenso hacia su cima, donde orgulloso flamea el tricolor nacional.
Posee una extensión aproximadamente de 40,3 hectáreas, con la predominancia de un exuberante bosque húmedo tropical, y variadas categorías, alrededor de 212 especies de plantas, incluye fauna tales mamíferos, aves, reptiles y anfibios. Tiene una altura de 199 metros sobre el nivel del mar, siendo el promontorio más alto de la ciudad de Panamá, permitiendo espectaculares paisajes y perspectivas visuales sobre imágenes de la ciudad y otros puntos de belleza escénica.
Nos llena de satisfacción y orgullo, con todo lo mencionado anteriormente y con base en recientes noticias, saludamos positivamente las iniciativas en cuanto a una licitación para el estudio, diseño, construcción y rehabilitación de estructuras turísticas complementarias en la cumbre del cerro Ancón. Es con la finalidad de recuperar y rehacer estructuras deterioradas en la cima del cerro y otros aspectos específicos. Adicional debe incluirse reparación y rehabilitación de la ruta de acceso y la señalización de este, al igual que letreros a la orilla de la vereda,
Próximamente se prepararán las propuestas, pliego de peticiones con un monto precio de referencia de $1,6 millones y la obra será financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo, ya que era necesario la preservación y obras conexas, pues el deterioro de las instalaciones era notorio, además existieron algunos esfuerzos para darle mantenimiento a las infraestructuras y el camino de ascenso, pero no fueron lo suficientemente efectivos, pues presentaban un cuadro deprimente, ya que había asientos desvencijados, inodoros que no funcionaban, ventanas rotas, barandas oxidadas y quebradas, deslaves y desmoronamiento de tierras en parte del terreno.
Esta licitación incluye, además de ciertos temas mencionados, requerimientos que contempla derribar sitios de concretos obsoletos y destrucción por las inclemencias del tiempo, recupera el sistema eléctrico, bomba de succión de agua para la cima, intervenir corrigiendo anomalías en el mismo suministro de agua potable, así como rectificar la situación de las aguas servidas. En igual forma revisar y restaurar los miradores, construcción de cabañas acordes con el ambiente en zonas determinadas sin alterar el paisaje, la reparación de la cerca perimetral en gran parte de los contornos, limpieza constante del monumento a la rapsoda allí vigilante y las placas respectivas.
Un aspecto importante y es la especial atención a la disposición y apariencia de la bandera nacional, pues la mayoría de los panameños desconoce las características especiales, el costo de esta, material en su elaboración, instalación, preservación, vigilancia, frente a las condiciones climatológicas y el paraje o emplazamiento donde se encuentra.
Se va a iniciar la elaboración de un Plan de Manejo del área. No todo va a ser romanticismo poético.
Debe existir una campaña permanente de conciencia ciudadana para cuidar al cerro ante las agresiones de propios y extraños, respetando la biodiversidad de los ecosistemas, es un santuario natural, aparte según la historia de allí emanó el “chorro” o hilo de agua para la antigua ciudad, que también sirvió de inspiración, como otros, a nuestra excelsa versificadora.
Amelia, en su inmovilidad imperturbable de la estatua, con su poesía, guíe los pasos de otros trovadores, nuestra querida nación.