- 08/09/2014 02:00
¡Sendero político... Panamá!
Partimos de la experiencia que uno de los rasgos característicos de la administración pública es la distribución del aparato estatal, como criterios partidocráticos o clientelares, lo cual ha redundado en una conformación distorsionada y poco eficiente de dichas administraciones, escaso desarrollo de criterios profesionales en la administración pública y un deterioro creciente de los servicios que ésta presta, evidenciando que cada grupo político al llegar a la conducción del Estado toma la administración como su botín a repartir, práctica recurrente cada cinco años.
El incremento de la pobreza, la desigualdad y el empleo informal, la insatisfacción ciudadana para con la gestión pública y la pérdida de legitimidad en la clase política, son síntomas de debilidad institucional del Estado y de la fragmentada consolidación de la administración pública, convirtiéndose en un serio obstáculo para la preservación de la estabilidad y gobernabilidad del sistema, a pesar de que en el día a día se refuerza el reconocimiento de que el ordenamiento de las finanzas públicas y la estabilidad en indicadores macroeconómicos son fundamentales, pero no condiciones únicas o suficientes para mejorar los niveles de desarrollo humano.
Al hablar de reinventar el Estado, no se trata de reinventar el Gobierno en perspectiva empresarial, sino de consolidar el Estado Moderno, mediante la profesionalización y democratización de la administración pública, para el logro de un desarrollo y crecimiento paralelos, en los cuales las bonanzas permeen en todos los círculos de la sociedad, de ahí que se hacen indispensable los paradigmas de la planificación para dar pasos hacia delante, atendiendo las necesidades apremiantes y adecuarse al siglo XXI.
En consecuencia los valores de la vida pública y estabilidad del sistema democrático dependen de la organización de la administración pública, así como de su relación con el sistema político; por tal razón, la administración no puede tratarse en profundidad sin atender a factores que convergen en la consolidación de un Estado que pueda proveer servicios públicos de manera profesional, competente y económica.
La experiencia acumulada en materia de planificación ha permitido que se tenga una mejor comprensión, no solo de los procesos, sino también de las implicaciones de factores en el desarrollo, de ahí la importancia de entender que el sistema de planificación para el desarrollo debe tener su base conceptual en la sostenibilidad, en la búsqueda de la igualdad ciudadana y en la cohesión social, teniendo presente los principios de calidad, eficiencia y oportunidad.
Los compromisos y retos para el logro de un Plan Nacional para el Desarrollo a mediano y largo plazo, deben estar basados en un presupuesto y una gestión pública orientada a resultados que permita la identificación de objetivos, indicadores y metas, a través del desarrollo de procesos de planificación, alineando las prioridades de los recursos y estableciendo las bases para el control y evaluación, constituye el sendero político para la construcción de una verdadera Planificación para el Desarrollo.
*ECONOMISTA, MBA EN GERENCIA ESTRATÉGICA / DOCENCIA SUPERIOR / ALTA GERENCIA.