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- 16/03/2009 01:00
Periodismo farandulero
Mi opinión sobre el papel de los medios y su incidencia en la vida nacional ha sido clara. Muchos somos los que creemos que juegan un pobre papel en la construcción (destrucción) del contexto social de la Nación. Más puntual, toda la estructura de información y difusión periodística necesariamente debe ser reevaluada para cumplir con las exigencias de crecimiento cultural e intelectual de una nación en vías de desarrollo.
Si no me creen, busquen las trasmisiones — de radio y televisión — de las primeras horas después del fatídico suceso en que perdió la vida el director del Instituto Nacional de Cultura (INAC), Anel Omar Rodríguez. Igual sucedió con el accidente del helicóptero SAN—100 el pasado 29 de Mayo. El nivel del trabajo periodístico en general deja mucho que desear.
Lo que asombra es que para muchas personas esto es un juego. El caso de la muerte del Licenciado Rodríguez cayó en el juego del rating y peor aún, las declaraciones de David Murcia Guzmán de apoyo económico a políticos panameños, además del asunto de los ratings ha caído en el juego del “matraqueo” a los más altos niveles.
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la palabra “exclusiva(o)” como: “Único, solo, excluyendo a cualquier otro”; “Noticia conseguida y publicada por un solo medio informativo, que se reserva los derechos de su difusión”.
Entonces, ¿cómo es que el mismo día, todos los medios impresos de importancia y una televisora declararon como exclusiva sus entrevistas con el detenido Murcia?
En el New York Times, por ejemplo, los editores revisan el material y solicitan los cambios necesarios si consideran — ante todo — que la información no se sostiene ante la realidad. “We'll edit and fact—check your work” (editaremos y revisaremos la veracidad de su trabajo) expresa las instrucciones del Times para los que remiten artículos de opinión y sus periodistas de planta. Por su prestigio y seriedad, no permiten que se publique la nota si no se verifican sus aseveraciones, contraponiéndolos u ofreciendo el derecho a defensa y réplica en la misma entrega.
No puede ser, entonces, que se presente todo lo que dice una persona sin que someta las pruebas, o sin que el periodista realice un trabajo investigativo balanceado que presente el tema desde todos los puntos de vistas involucrados. Eso, como mínimo, lo debe hacer por respeto propio y por respeto a su profesión.
En algún momento escribí (o pensé) que el maleante de calle se las rifa, porque no tiene nada que perder. Hay otro grupo que se las rifa igualmente, porque tienen las de ganar. Están ligados a los grupos del poder económico y político. Son los que fabrican las maracas y en muchos casos los tienen agarrados por los mangos. Y en ese juego conducen la orquesta para sus fines personales; influenciar el ambiente del baile. Los medios y sus actores sirven de altavoces.
Habrá que discutir a fondo el rol que queremos jugar en este oficio. O es esta necesidad farandulera y parcializada que algunos parecen favorecer o jugamos un papel digno de presentar los hechos de una manera justa, bien documentada, balanceada y con el respeto que merecen todas las partes.
-El autor es comunicador social.ernestoholder@gmail.com