• 31/08/2023 00:00

PGE 2024: oportunidad perdida

Queda claro que aprobar el Presupuesto de 2024, sin un verdadero debate es desaprovechar, una vez más, la oportunidad de mirar hacia el futuro con anticipación y verdadero amor patrio

El presupuesto de 2023, en ejecución, tendrá un gran gafe, por decir lo menos. Producto de las protestas sociales de julio de 2022, el gobierno se comprometió a incluir un plan de austeridad. Presentaron medidas concretas, pero, en aquella ocasión señalé que no serían más que buenas intenciones – en el mejor de los casos -, sino otro engaño; si las mismas no estaban incluidas en la Ley de Presupuesto General del Estado (PGE).

Hoy con más de siete meses completos de ejecución, no hay una sola de esas medidas de austeridad que haya sido puesta en efecto y tenga un significativo impacto en las finanzas públicas.

Con ese escenario está la Comisión de Presupuesto de la Asamblea debatiendo el proyecto de Presupuesto para el 2024. A primera vista, las medidas de austeridad prometidas y comprometidas se esfumaron.

En segunda instancia, este proyecto de presupuesto es de por sí, de los más complicados de evaluar. Porque corresponde a un año electoral y, por razón de las disposiciones constitucionales, en el 2024 habrá dos administraciones distintas ejecutando la Ley de Presupuesto. Una, la saliente de Cortizo-Carrizo, los primeros seis meses y, luego, los últimos seis meses de año, la que sea electa en mayo de 2024.

Si bien existen disposiciones sobre topes en los compromisos para los primeros seis meses, esa puede ser la explicación del sustancial incremento presupuestal. La cifra a la que se ha elevado el proyecto de presupuesto de 2024, nada más y nada menos que 32,754 millones de dólares. 5,500 millones de dólares más que el de 2023, deja claro que un incremento así solo es explicable para aumentar el monto real de lo que se puede comprometer en los primeros seis meses del 2024.

Solo como mención al calce, el servicio de la deuda para el 2023 se presupuestó en 4,515 millones de dólares, para el 2024 se proyecta en 5,958 millones de dólares. Esto representa 1,440 millones de dólares más que el año pasado. La proyección de aportes del Canal de Panamá para el Estado se estima en 2,470 millones de dólares para el 2024, queda claro que el incremento en pagos por deuda representa más del 60% de los aportes que hará el Canal.

La gran explicación es que el 2024 es un año electoral. No hay otra.

Para nuestra desgracia, como país, la Comisión de Presupuesto es de las instancias con mayor opacidad en la gestión pública. A quien le correspondería revisar, cuestionar y fiscalizar es proyecto de Presupuesto presentado por un Órgano Ejecutivo incapaz e indolente ante las necesidades reales de la nación, no tiene legitimidad funcional para hacerlo.

Con una metodología de debate arcaica y opaca esconden su contubernio con el Ejecutivo para “debatir” la ley más importante para el funcionamiento del Estado, de espaldas a los ciudadanos y con intereses bien marcados en recibir los beneficios de un presupuesto que contiene más de esos fondos que en la calle llaman “descentralización paralela”, que no es otra cosa que plata y chequera para juntas comunales y municipios al servicio de diputados.

Pasará el tiempo, todos esos que están firmando esos cheques y autorizándolos terminaran en fiscalías y enfrentando la justicia, porque impune no se va a quedar un manejo irregular de más de 200 millones en el 2023 y que pretenden repetir en 2024.

Veremos aprobar el Presupuesto de 2024, sin respuesta a preguntas como: ¿Cuántos proyectos llave en mano se vencen en el 2024 y cómo se ha programado los pagos para el próximo y siguientes años? ¿Qué nuevos compromisos generan los vencimientos de la deuda pública para 2024? ¿En caso de no cumplir con las estimaciones de ingresos en el primer semestre de 2024 se ajustará la ejecución presupuestaria?

Queda claro que aprobar el Presupuesto de 2024, sin un verdadero debate; sin revisar las políticas públicas que lo orientan; sin que exista revisión de los servicios sociales; sin que exista un verdadero compromiso con la educación, innovación y tecnología; sin explicación de cómo hacer sostenible la recuperación económica es desaprovechar, una vez más, la oportunidad de mirar hacia el futuro con anticipación y verdadero amor patrio.

Abogado
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