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- 15/06/2009 02:00
El PRD? ¿Qué luces enciende?
Nunca hubo tanta carnicería a lo interno de un partido, por tan largo tiempo. Esa lucha fratricida no fue en un partido cualquiera, sino en el más grande de todos los tiempos. ¿Cómo llegó el Partido Revolucionario Democrático (PRD) a ser tan grande? Porque Omar Torrijos, al acceder al poder por un golpe y convertirse en líder carismático a partir de su audaz retorno de México, nunca buscó presidencia formal, con lo cual tendría que buscar votos, y a la vez construir Cenes, crear Directorios, líderes regionales, etc. Como no tuvo necesidad de tal cosa, y logró contacto profundo con el pueblo desde los cuarteles, se fue construyendo un liderazgo amplio, no sectario, en base a trabajo de campo, real, no a propagandas millonarias. Eso ya lo había, el PRD fue lo nuevo, no lo tradicional. Todas las tendencias participaron. Hoy, tal vez un 5% de perredistas lo conoció personalmente, un 15% más presenció su estilo y acciones. Un 80% de partidistas de hoy solo han oído hablar de “torrijismo”. Primero fue un largo proceso de acciones, luego el parto del hijo, diez años más tarde, el PRD. Omar no buscó votos, por ello no entró en conflictos.
La angustia actual del PRD, heridas, enconos, revanchas, solo cosecharán divisiones y caos interno, como en República Dominicana, la mejor escuela de lo que no se debe hacer. Todos, hasta su viuda, quisieron ser Peña Gómez, todos fueron grandes egoístas. Mataron al PRD de allá. No resucitará jamás. Se perdió la brújula sabia, en el nuestro hoy día, la nave navega entre tormentas negras y en piloto automático.
Todos piden cabezas, nadie alienta la unidad. Todos dicen ser “salvadores” , pero no podemos creerles. Martín sale, y su gestión será evaluada. Le darán palos, y como tal, no puede unir. Tiene sus fuerzas en sus obras y su intenso recorrido del país. Esos activos pueden ser consensuadamente puestos al servicio del partido, incluyendo su salida, y la de todo el CEN y Directorio Nacional incluso, con desprendimiento.
A la vez, “los futuros presidenciables” , todos sin excepción, deben dejar de “reclamar derechos heredados de lo que ya pasó”.
La historia política lo muestra axiomáticamente: “lo que pasó, pasó y ninguno es heredero de nada”. Ninguno que he escuchado hasta hoy, ninguno, es factor de unidad, solo se ve revanchismo. Y, para los que se dicen “torrijistas” , la mayoría desconocedores de Omar y sus métodos, sepan que únicamente quienes trabajen por la recomposición del gran partido nacional, pueden ser torrijistas. El resto que hable claro: “Yo quiero ser presidente o diputado, etc.”. El resto es demagogia interna. Digámoslo igualmente con nombres: Juan Carlos, Pérez Balladares, Balbina, Cortizo. Cualquiera de ellos es aspirante presidencial, punto. A menos que les oigamos frases de reconciliación.
El político tiene el derecho de aspirar, sí, pero el que hoy día lo muestre, está dividiendo, y no se le debe creer nada. Primero la obligación es discutir, acusar incluso, pero adentro, en el debate amplio que atizó Omar: “opinen todos, nadie se quede sin hacerlo, pero cuando al final consensuemos, el que no rema a favor, es traidor”.
¿Qué hacer? No hay recetas mágicas. ¿Podremos encontrar dirigentes capaces de encender luces largas? Es la hora de mostrar realmente si entendimos el Torrijismo, el de Omar, del desprendimiento y visión.
-El autor es embajador de Panamá en Perú.homiliadiaz@gmail.com