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- 26/07/2015 02:00
“ Quien comunica se hace prójimo”
El papa Francisco nos está dejando no pocas ‘perlas' sobre la comunicación, a diversos niveles, que están pasando inobservadas, pero que son auténticos desafíos a una reflexión profunda, a la búsqueda de una humanidad que va perdiendo valores.
Hoy me gustaría recordar que él propone que la comunicación esté al servicio de una auténtica cultura del encuentro. En un mundo en el que las tecnologías nos acercan, nos conectan y nos hacen interdependientes, se perciben aún más las divisiones, a veces muy marcadas. Aunque el drama consiste en que nos vamos acostumbrando tanto a ello que ya ni nos llama la atención.
Comunicar bien —nos enseña el papa Francisco— nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos. Los muros que nos dividen solo se pueden superar si estamos dispuestos a escuchar y a aprender los unos de los otros.
La variedad de las opiniones expresadas puede ser percibida como una riqueza, pero también es posible encerrarse en una esfera hecha de informaciones que solo correspondan a nuestras expectativas e ideas, o incluso a determinados intereses políticos y económicos. El mundo de la comunicación puede ayudarnos a crecer o, por el contrario, a desorientarnos.
La comunicación es, en definitiva, una conquista más humana que tecnológica. Entonces, ¿qué es lo que nos ayuda a crecer en humanidad y en comprensión recíproca en la era digital?
Además de descubrir la necesidad que tenemos todos, sin excluir a los comunicadores, de guardar silencio para escuchar, tenemos que recuperar un cierto sentido de calma y de reflexión.
¿Cómo se puede poner la comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro? ¿Es posible, aún a pesar de nuestros límites, estar verdaderamente cerca los unos de los otros? Estas preguntas —afirma papa Francisco— se resumen en la que un escriba, es decir un comunicador, le dirigió un día a Jesús: «¿Quién es mi prójimo?» (Lc. 10,29). ¿Cómo se manifiesta la «proximidad» en el uso de los medios de comunicación y en el nuevo ambiente creado por la tecnología digital? Descubro una respuesta en la parábola del buen samaritano, que es también una parábola del comunicador.
En efecto, quien comunica se hace prójimo, cercano. El buen samaritano no solo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino. Jesús invierte la perspectiva: no se trata de reconocer al otro como mi semejante, sino de ser capaz de hacerme semejante al otro. Comunicar significa, por tanto, tomar conciencia de que somos humanos. Me gusta definir este poder de la comunicación como «proximidad».
Ese sentido de humanidad, que lleva al comunicador a ponerse en el lugar del otro (¿y si esta noticia fuera sobre mí, hablaría de la misma manera?), puede ayudar a nuestra sociedad para que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro. Las estrategias comunicativas no garantizan la belleza, la bondad y la verdad de la comunicación.
El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno a la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también humanidad. La neutralidad de los medios de comunicación es aparente: solo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador.
NUNCIO APOSTÓLICO EN PANAMÁ.