Ante la compleja situación social y política que atraviesa nuestro país la Conferencia Episcopal Panameña, el Comité Ecuménico y el Comité Interreligioso,...
- 07/03/2013 01:00
Romper con la mafiocracia
El debate entre 14 precandidatos presidenciales del PRD, en el que Juan Carlos Navarro rehusó participar, permitió conocer sus propuestas en torno a los problemas de actualidad. Entre las propuestas más sobresalientes destacó la urgencia por avanzar en la construcción de una amplia alianza opositora a través del Frente de Defensa de la Democracia para derrotar electoralmente a Ricardo Martinelli. Los precandidatos plantearon la necesidad de que un nuevo gobierno convoque una Asamblea Constituyente originaria. Abogaron por retomar el Pacto de Estado por la Justicia, sobre todo en la escogencia de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
También se comprometieron en la tarea de impulsar una equitativa distribución de la riqueza. Plantearon la necesidad de apoyar al productor agrícola para asegurar el consumo local, reducir el precio de los alimentos y promover exportaciones. Propusieron revisar la inequitativa política tributaria en la que quien más gana paga menos y el que menos gana paga más. Propusieron fortalecer el Ministerio Público, a fin de que investigue los casos de corrupción del régimen actual a través de una Fiscalía Especial.
Plantearon, además, elevar los servicios de educación y salud a un nivel de calidad que responda a las demandas ciudadanas y emprender programas inclusivos para los indígenas, campesinos y sectores marginados del desarrollo. Los precandidatos presidenciales propusieron lograr armonizar el medioambiente y el mercado, con justicia social y bienestar para todos.
El debate, en opinión de los participantes, fue un hito histórico, un acto de valor y gallardía que rompió esquemas por la forma pluralista, respetuosa, equitativa, profesional, de imparcialidad y de igualdad de condiciones en que fue organizado en la CGTP por el Movimiento Ascanio Villalaz Paz Pro Rescate de la Dignidad Torrijista.
Navarro y el CEN intentaron hasta última hora sabotearlo. Impidieron que se realizara en el Auditorio Omar Torrijos, usaron de manera fallida al Comité Nacional de Elecciones del PRD para ensayar un debate paralelo y trataron de imponer un cerco informativo para obstaculizar el éxito alcanzado.
El que Navarro fuera el último de los precandidatos en aceptar participar, y que a minutos de que se iniciara el debate anunciara, con argumentos engañosos, que no se presentaría, evidenció que nunca tuvo intensiones de mostrar generosidad y desprendimiento ante los precandidatos, sus copartidarios y la opinión pública.
Por otro lado, el CEN no es garante de imparcialidad, de cara a las primarias del partido, porque actúa como una plataforma de convocatoria y organización política exclusiva de Navarro. ¿Acaso el resto de los precandidatos tienen igualdad de oportunidades en la campaña electoral?
En el acto de cierre de campaña, Navarro trató de vender fantasías, al hablar de un nuevo PRD unido, renovado, en permanente sintonía con el pueblo y profundas raíces torrijistas. Su conducta ha sido una negación del debate de ideas, de persecución y amenaza a quienes piensan distinto y de rechazo a la concertación extrapartidaria y con la sociedad en general.
Navarro reiteró su planteamiento sobre el nuevo Panamá en el que caben todos, pero los del mismo color, los que no disienten, los que participan en el juego de máscaras. En ese nuevo Panamá sobra sectarismo y está ausente el partido y la Nación. No tienen cabida los que respetan las diferencias, los que creen en la transparencia y la decencia.
El dinero no puede comprar militancia. El sistema político solo puede construirse a partir de su fortalecimiento. Y lo que ha revelado La Prensa en los últimos días acerca de diputados navarristas, algunos miembros del CEN y engordados a punta de millones por el régimen de Martinelli, muestra su docilidad con el oficialismo.
Al mismo tiempo, los cruces entre Martinelli y Navarro parecen arreglados para simular un enfrentamiento que abona la ficción. Navarro debe marcar una clara distancia de la mafiocracia instalada en el poder y romper sus complicidades con el régimen actual. Algo difícil, si no imposible, porque los empresarios que rodean a Martinelli y conforman su círculo de corrupción e inmoralidad son los mismo que cortejan a Navarro.
En política, todo puede suceder. Las mayorías son coyunturales, como también lo es el líder que eventualmente concita simpatías. Debe trabajarse en lo sostenible. En ese sentido, en lugar de tener como consejeros el engreimiento y la soberbia personal, Navarro haría bien en adoptar una cuota mayor de grandeza y una dosis menor de triunfalismo.
PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.