• 05/07/2009 02:00

Honduras: un caso ‘sui generis’

La situación política de Honduras debe aclararse hoy, o tal vez agravarse. Pero lo cierto es que la situación no es fácil de analizar, p...

La situación política de Honduras debe aclararse hoy, o tal vez agravarse. Pero lo cierto es que la situación no es fácil de analizar, porque no nos encontramos ante un “golpe” convencional, al punto que un sector sostiene que no se trata de un golpe.

Durante muchas décadas, la historia latinoamericana se caracterizó por el protagonismo de regímenes militares, golpistas, que imponían su voluntad sobre el pueblo. En medio de la guerra fría, los norteamericanos apoyaron esos regímenes como una forma de evitar que América cayese en poder de grupos afectos a la Unión Soviética. La guerra fría terminó con la caída del Telón de Acero y estos regímenes castrenses dejaron de tener razón de ser incluso para los gringos.

La democracia volvió a campear por las tierras americanas. Pero ya no era la misma democracia. Aleccionados nuestros pueblos por todos los abusos contra los derechos humanos de los militares, la democracia moderna se redefinió a la contra del totalitarismo. Ya no se trataba solo del derecho a votar y escoger autoridades, sino del crecimiento participativo de la población, de la libertad de expresión y de todos los derechos civiles políticos e individuales.

Hoy, cuando el presidente depuesto Zelaya habla de “darle calidad” a la democracia, y de “consultar a la población” parece estar en esta línea, parece tener razón. Parece profundizar la democracia. Sin embargo, ¿por qué le objetan tantos hondureños? Porque Zelaya impulsó sus propios métodos por encima de los constitucionales en una afán de reelegirse, y porque mucho se le acusa dentro de su país de querer pasar sus propios criterios por encima de la legalidad.

El cardenal Rodríguez y la Iglesia que preside han señalado que “Zelaya ya no era presidente en el momento en que fue sacado de su casa”, pues el artículo constitucional prevé que “quien proponga la reforma” de reelección constitucional “cesa inmediatamente de su cargo”. No ha sido pues, un golpe para hacerse los militares con el poder, sino una acción para devolver el mando a las autoridades civiles que se mantienen en el marco constitucional. Esa es la diferencia.

- El autor es filósofo e historiadorjordi1427@yahoo.com.mx

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