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- 15/01/2012 01:00
Urracá el hombre, el bronce, la moneda y el parque
Una mañana de este año de 2011 conversaba con Francisco Changmarín, motivado por obtener referencias e información sobre mi ti bisabuela, María Vargas viuda de Contreras, a quien él llamó por su carácter y temple, la nieta de Victoriano, cuando surgió el tema de Urracá y de cómo un grupo de jóvenes veragüenses recupera el bronce del predio del parque a su actual emplazamiento. Me confió y repitió como otros, el cuento de cómo llegó la estatua del indio Urracá a Santiago de Veraguas y de cómo se emplaza este símbolo de la resistencia indígena en los jardines de la Escuela Normal de Santiago. El evento fue resultado —sin duda alguna— y como veremos más adelante, de la sumatoria de una serie de visiones y acciones personales, de intervenciones políticas en las décadas de los años treinta del siglo pasado. Presento los antecedentes del parque, la escultura del indio, los gestores de la memoria nacional, al símbolo en el cobre de la moneda y al espacio público que honra al nombre de Urracá.
El Parque Urracá en el barrio de Bella Vista se encontraba muy próximo al sitio de embarque de ganado y mercancías de la ciudad de Panamá por allá por las primeras décadas del siglo pasado. El tránsito de cabotaje mantenía el intercambio comercial entre la capital y los centros de producción y acopio de los puertos como Mensabé, Aguadulce, Mariabé y otros más que tocaría investigar para interpretar sobre el laberinto de los hechos que regresaron al indio desde la ciudad a las sabanas que una vez lo vieron recorrer.
La playa de desembarque y el hoy Parque Urracá se encontraban muy cerca el uno del otro y el nombre de Urracá le valió al parque su nombre por el emplazamiento del bronce que honra al personaje mítico de la resistencia indígena en el año 1938. Esta acción se debe a hombres como: Belisario Porras, Octavio Méndez Pereira, Alejandro Tapia y al escultor italiano Ulderico Conti, todos ellos que un contexto temporal y una visión de sociedad deseada articularon una ejecutoria que hoy seguimos en ausencia de registro oficial, en un rastro casi imposible.
La reivindicación de la figura indígena toma la expresión en un bronce, también como parte del imaginario literario en las historias del Dabaibe y posteriormente como símbolo en monedas panameñas; los Scouts lo honran con la condecoración a los hombres panameños de servicio público y comunitario.
Hoy Urracá, el indio, el bronce y el parque hacen ruido al anunciar la asignación —poco transparente— de millonarios fondos públicos para la remodelación del parque en el antiguo barrio de la Exposición a una empresa sin experiencia y ejecutoria en la construcción de parques. Esta gestión es fraguada en la Alcaldía con el concurso del burgomaestre y sus asesores.
El parque Urracá es reconocido por generaciones de panameños y panameñas como uno de los pocos equipamientos urbanos de carácter público que existen en la ciudad de Panamá. Es un espacio de alta significación entre los habitantes de la ciudad y como vemos responde al nombre de otro panameño cuyo simbolismo nacional se encuentra profundamente arraigado. El parque Urracá fue el trencito que recorrió sus aceras, los paseos a lomo de ponis, el carrusel de elefantes voladores y el payaso tragón de papeles. El parque guarda el eco de las risas y las mil memorias de niños y padres orgullosamente domingueros.
El anuncio de su próxima y millonaria intervención por el Municipio de Panamá, amerita que la misma sea hecha considerando los elementos que articulan este patrimonio que forma parte del imaginario popular panameño. El diseño e intervención del parque debe ser un proceso transparente y ojalá objeto de un concurso público, cuyas bases aludan al significado del hombre panameño, a la resistencia indígena, a la moneda y finalmente a la memoria de este elemento patrimonial. La intervención del Parque Urracá no debe ser el resultado de otro mamotreto urbano y de actos de corrupción que desmerite la memoria urbana y nacional. La remodelación de este parque es un asunto de interés público y de carácter patrimonial, por ello la discusión sobre su mejora debe ser de consulta amplia, cuyo resultado refuerce la permanencia del significado al nombre, al hombre y a las historias que honra.
INGENIERO Y GESTOR CULTURAL