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- 19/11/2008 01:00
Aburridoras vacaciones
Hace poco, en una clase de Derecho, se tocó el tema de las vacaciones del panameño. La gran mayoría de las legislaciones laborales de diversos países le otorgan al trabajador un periodo de tiempo pagado al año de vacaciones.
En Panamá, el periodo es de un mes de vacaciones pagadas al año. La medida está encaminada a que el trabajador descanse física y emocionalmente, por la cual la ley prohíbe expresamente la posibilidad de que el trabajador labore durante sus vacaciones y sea remunerado doblemente.
El profesor planteó un aspecto que, a mi juicio, resulta triste y deprimente: cómo el panameño común “disfruta” sus vacaciones. Mientras que en países europeos el salario mínimo da abasto para viajar y despegarse de la cotidianeidad, aquí el panameño se tiene que conformar con “dormir y comer”; salvo los ricachones, quienes poseen la facilidad de deleitarse viajando, ya sea al interior o al exterior.
Otro punto menesteroso, es la discordancia de fechas de vacaciones con las del resto de la familia. Aquí, cuando el esposo sale de vacaciones, la esposa está trabajando, y viceversa. Lo mismo sucede con las vacaciones de los hijos; raramente convergen con la de los padres. En cambio, en países primermundistas, se busca que las vacaciones de la familia coincidan en una sola fecha.
Se sabe que la familia es el núcleo de la sociedad, ¿cómo puede en Panamá fortalecerse ese núcleo si nunca hay tiempo para compartir momentos en familia durante vacaciones? ¿Por qué el panameño común tiene que conformarse en vacaciones con “comer y dormir” o libarse una que otra cervecita en casa de un amigo, en lugar de gozar la vida realmente viajando y rompiendo la rutina?
He ahí el decepcionante y paupérrimo modo de vida del panameño.
Un mensaje para los candidatos a la Presidencia de la República: piensen en propuestas dirigidas a reformar tal preocupante ritmo de vida del panameño. ¡Es inhumano vivir sólo para trabajar!
-El autor es estudiante de Derecho.kevinarjona@email.com