• 09/11/2008 01:00

Vientos de cambios en el Continente

Indiscutiblemente, el resultado de la elección del presidente de EUA es un hecho histórico; junto al tema de la etnia de Barack Obama, e...

Indiscutiblemente, el resultado de la elección del presidente de EUA es un hecho histórico; junto al tema de la etnia de Barack Obama, está la incuestionable voluntad y decisión de la inmensa mayoría de los que votaron en darle un giro al tradicionalismo político que representaba su oponente John McCain.

Creo que lo ocurrido en EUA no es muy distinto (proporciones guardadas) de lo que viene ocurriendo en el Sur de América e incluso, ya en Centroamérica. Los resultados de las elecciones en Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Argentina, Guatemala y Nicaragua, así como también los niveles de aproximación al triunfo electoral que tienen partidos como el FMLN en El Salvador y el PAC en Costa Rica están indicando un camino inequívoco más que de cambios de rechazo a la política tradicional anquilosada, que sólo le resuelve los problemas a la propia clase política y a las empresas que las financias, dejando de lado las auténticas aspiraciones de la sociedad.

Otra cosa sería analizar el que en algunos de los países antes mencionados los resultados electorales hayan sido verdaderos retrocesos democráticos; pero de que los mismos ocurrieron producto del hastío y repudio a la clase política de ese momento y al deseo de poder alcanzar cambios fundamentales en sistemas democráticos agotados y sin respuestas, no tengo duda alguna de que a eso se debieron dichos giros. El 3 de mayo de 2009 nos corresponderá el turno a los panameños. Ese día tendremos que definir en qué dirección queremos poner la administración del Estado y aunque el escenario parece ya estar configurado la pregunta será entonces si el electorado decidirá mantener el status quo político o si opta por un cambio o revisión integral del sistema como evidentemente está ocurriendo en el hemisferio.

El triunfo de Obama tendrá repercusiones en todo el mundo, pero muy en particular en nuestro continente, por razones obvias. Naturalmente, por motivos regionales e históricos nuestro país no escapará de las consecuencias de aquellos resultados y de la gestión que iniciará el 20 de enero de 2009, cinco meses antes de que ocurra acá el traspaso de poder producto de quien obtenga la mayoría de votos el 3 de mayo. Teniendo en consideración lo arriba mencionado los panameños también tendremos que considerar, al momento de emitir nuestro sufragio, ¿cuál de los postulados para presidente de la República tendría más y mejor desempeño ante esta nueva etapa que se vive en Latinoamérica? Desconocer que a medida que pasa el tiempo el mundo es más y más globalizado y que es muy importante que quienes nos gobiernen tengan esa clara y real visión tendrá que ser parte de nuestra ponderación. ¿Cuál aspirante a ser presidente de este país trabajaría mejor por una integración regional? ¿Cuál no se dejaría llevar por los que quieren jugar al libertador, armando bloques ideológica y económicamente contrarios a los valores democráticos? ¿Quién podría diseñar una política exterior clara y comprometida a favor de la profundización y modernización de las democracias regionales y contra las nuevas expresiones de autoritarismo?

Estas y otras preguntas más tendremos que añadir en lo que debe ser la valoración del voto responsable de cara a la realidad regional. Panamá es un país que en ocasiones ha tenido políticas exteriores indefinidas, por lo que quienes aspiran a sentarse en la silla presidencial tendrán que definir por adelantado con cuál de los bloques procurará hacer mancuerna.

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