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- 08/05/2025 01:00
Vuelven las bases militares gringas

La visita tanto del secretario de Estado, Marco Rubio, como del secretario de Seguridad, Pete Hegseth, marcaron una clara tendencia del gobierno de Donald Trump en dejar claro que desarrollará una política autoritaria de control y regulación del Canal de Panamá, con benevolencia del gobierno actual, garantizando la no presencia política y capital chino en la economía canalera. Para tal fin uno con el otro ponen en funcionamiento sus objetivos específicos en Panamá y en el resto de Latinoamérica, reviviendo los funestos principios de la política sometedora de la Doctrina Monroe.
La visita del jefe del Pentágono, Pete Hegseth, dejó bien claro que se van a “revivir” los puntos militares que funcionaban en la ex Zona del canal (quinta frontera), caso de la base militar de Clayton, la base naval de Rodman y la base aérea de Howard.
Igualmente ambos funcionarios del gobierno de Trump hicieron sus visitas al Canal de Panamá con la presencia del administrador Ricaurte Vásquez Morales, allí ambos observaron las operaciones de las esclusas y conocieron el funcionamiento de la caseta de control.
Esta agresiva política expansionista estadounidense en Latinoamérica refleja la lucha intensa que se da entre el modelo unipolar-neoliberal fascista y el multipolar que luchan por consolidar el poder económico y político en el mundo. China Popular junto con Rusia, India e Irán consolidan un nuevo núcleo de poder que avanza desmesuradamente en la economía globalizada, en la política armamentística, espacial, agropecuaria e inteligencia artificial. La política expansionista estadounidense devuelve su mirada a Latinoamérica, “patio trasero” y trata de reacomodar su poder político-económico en esta área de dominio histórico, donde Panamá es elemento clave de su poder en el continente y parte del resto del mundo, sobre todo en el área comercial y político-militar.
Pierde mucho dominio político en Europa, máxime cuando Ucrania cae abatida por Rusia, aun con la ayuda suministrada en lo militar por Europa (OTAN) con apoyo económico estadounidense. China se consolida en Asia, tiene presencia en el Medio Oriente y enorme inversión en Latinoamérica. Rusia estrangula a Europa sin venderle gas y combustible; Irán se consolida en el Medio Oriente y países emergentes tratan de consolidarse a través de organismos regionales como es el caso de Mercosur, Alba-TPC, Unasur, etc.
Según el memorando de entendimiento, firmado por el ministro de Seguridad Pública, Frank Abrego, y el secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, que tiene una duración de tres años, se incrementa la presencia de sus efectivos en Panamá y el uso de tropas en instalaciones de seguridad; Hegseth le afirmó al presidente Donald Trump que se está recuperando el Canal y se está expulsando la presencia china en Panamá.
Sin embargo, hay que dejar bien claro que el Canal de Panamá funciona bajo administración panameña al servicio del transporte y el comercio mundial, de acuerdo con los parámetros de igualdad y trato indiscriminado para todas las naves que lo utilizan, bajo el régimen establecido en el tratado de neutralidad.
Panamá es soberana, ya que tiene autoridad suprema sobre su población y territorio, ninguna otra nación o entidad tiene autoridad sobre una nación soberana ni controla su territorio. En ciencias políticas y el derecho internacional la soberanía es la suma de poder político, supremo e ilimitado que posee un Estado independiente. Esto le confiere la autoridad necesaria para tomar autónomamente sus propias decisiones sobre política interior y exterior.
Si no queda claro el concepto de soberanía, ganado con sangre y lucha por el pueblo panameño, será necesario resarcir la lucha generacional por su vigencia por encima de cualquier otro concepto de intromisión de otro Estado. No importa salir a las calles y dejar claro que no queremos “amos” gringos ni chocolates en Panamá, así mismo es obvio dejar bien claro que el Canal es nuestro y no lo dejaremos en manos de nadie. Lo que ganamos con sangre de nuestra juventud y el pueblo en el 64, no quedará en el olvido, siempre será vigente para esta y todas las demás generaciones venideras, Panamá es de los panameños, su territorio y el canal no se negocian, es nuestro y así será por siempre.