El bosque herido

El mundo sufre de un deterioro severo por el cambio climático. Muchas especies de flora y fauna están en grave peligro de extinción. Sin embargo, Panamá, que es uno de los tres países con carbono negativo, está siendo herida en sus bosques por delincuentes que conforman una red internacional. La extracción del árbol de cocobolo en los bosques de la ribera del Canal, logra llegar a los mercados internacionales de madera preciosa, porque hay toda una logística. Desde el que tala, hasta el que compra. Desde el que embarca, hasta el funcionario de MiAmbiente que da el permiso. El caso es similar a los denominados “diamantes de sangre”, donde la extracción y comercialización se realiza en flagrante violación de los derechos humanos más fundamentales, y con el propósito de financiar los costes de la guerra en varios países de África. Así como el mundo logró repudiar esta actividad ilegal y se establecieron medidas para frenar la comercialización de estos diamantes, también deben frenar la comercialización del cocobolo panameño, cuya madera termina en los violines, guitarras o tableros de autos y yates de lujo, pero quien paga ni siquiera repara que esa madera preciosa sale de las entrañas de los bosques del Canal de Panamá. Urge tomar acciones de inmediato. ¡Así de simple!