La izquierda y el fraude

Ya van casi 8 días desde que el pueblo venezolano dio una lección de coraje y valentía enfrentándose en las urnas a una dictadura chavista de 25 años. Unos resultados altamente cuestionados por el mundo, que dieron la victoria al régimen. Ahora, hay un Nicolás Maduro cada vez más acorralado por las críticas y las exigencias internacionales de mostrar las actas que constatan el mayor fraude electoral de la historia democrática de la región. Incluso las posturas de sus aliados regionales - que aunque no respaldaron la resolución de la OEA para que se auditaran los resultados - han mantenido un mensaje en común que exige la transparencia. Pero hay que reconocer que ha habido posiciones ambiguas y muy pasivas de estas tres potencias. Brasil, Colombia y México plantean sentarse a negociar a Nicolás Maduro y a Edmundo González, pero sin la presencia de la líder antichavista María Corina Machado, según ha podido averiguar en exclusiva EL PAÍS. Esta maniobra pudiera contribuir a una salida para que se respete el 70% de los venezolanos que decidieron en las urnas el retorno de la democracia. De este trío izquierdista el papel clave es el de Luiz Inácio Lula da Silva que asumió un papel mucho más activo al tomar el control de las embajadas de Argentina y Perú en Caracas tras la expulsión de sus diplomáticos y que además el régimen y la región le respetan. Hay que tener en cuenta además que a Lula tampoco le conviene aislarse diplomáticamente reconociendo la victoria del dictador porque podría comprometer el apoyo internacional que se ha granjeado rumbo a la cumbre de líderes del G20 en Río de Janeiro en noviembre. Ya el mundo sabe que Maduro consumó un fraude monumental y se atribuyó la victoria. Ya millones de venezolanos, también los de la diáspora, están en la calle defendiendo su voto. Urge más reacción internacional y más presión. No hay tiempo.