No es revanchismo ni ganas de ver caer a quien sube, es esperar que se haga justicia cuando se den situaciones que así lo ameriten, sin importar quién o quiénes sean los involucrados. Pese a ciertos hechos —como la ‘cacería’ del viernes pasado, lo cual debió evitar el magistrado Alejandro Moncada, sobre todo por respeto a su investidura, las fallas de la defensa en la audiencia de ayer y la actitud muy elástica de la Subcomisión de Garantías, quizá tratando de evitar ser acusadas de prepotentes—, lo que está ocurriendo con el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia es un paso significativo hacia el ‘saneamiento’ de la justicia, condición primordial para la democracia, pues sin justicia esta no existe. Es de esperar que todo el proceso que siga en adelante sea llevado conforme a las leyes y la Constitución, para evitar caer en los errores que se le endilgan a otros de irrespeto a las mismas.

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