• 04/07/2018 02:00

Hace falta un toque de ironía

Para ello se dirige al ejemplo paradigmático, Sócrates, el gran personaje de los diálogos de Platón

Dice el filósofo Vladimir Jankélévitch en su libro ‘La Ironía' que esta maniobra, con la que titula su trabajo, consiste en un cierto ‘arte del roce', una téchne que juega con el peligro, lo provoca y lo ridiculiza, pero sólo en la medida que así le parezca al que se siente aludido. Para ello se dirige al ejemplo paradigmático, Sócrates, el gran personaje de los diálogos de Platón. En ellos, este filósofo ateniense del siglo V a. C., agujerea las viejas certezas y la alegre ignorancia de los atenienses que aún están en tránsito hacia una sociedad secular donde el aedo -poeta- ha perdido su posición como ‘señor de la Verdad' al ser poseídos por las Musas. ¿Puede la ironía socrática aplicarse en el periodismo istmeño sin que suene a palabrería grotesca? Es posible, pues el objetivo consiste en dejar que los datos, la evidencia y los entrevistados revelen sus fragilidades, si las tienen, pero ello requiere de una téchne que difícilmente se puede aprender.

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