‘Haz lo que digo, no lo que hago'...

Así es el actuar de muchos progenitores que sí creen que los hijos deben ser prodigios de valores y buenas costumbres, pero ellos son el peor ejemplo que pueden recibir. Lo cual nos lleva a pensar que en el futuro veremos en esos niños y jóvenes el reflejo de las malas conductas de sus padres y madres, y a estos últimos sorprendidos por lo que sus hijos hacen. Una promotora de educación nos informó del hurto del que fue víctima en una escuela donde imparte clases a niños de prekínder. Mientras ponía las tareas, su celular, ubicado en un lugar al cual solo un adulto puede alcanzar, desapareció y al salón solo entran las madres que van por sus hijos. ¿Qué enseñanzas sobre valores éticos y morales puede darle una madre con estas ‘costumbres ' a sus hijos? ¿Recriminará a sus hijos si llevan a la casa algo que ni ella ni el padre les han comprado? Hay que tener presente que la escuela instruye académicamente, no educa; esa es labor de la casa. Enfrentamos una crisis de valores severa, por ello la guerra contra la corrupción parece perdida, porque el origen está en los hogares.