Indiferencia

D ebido a la carencia de medidas preventivas, en nuestro país a menudo ocurren hechos lamentables. Las muestras son muchas, accidentes de tránsito como el del 8-B06, o la de Las Garzas en Pacora. Solo basta una pizca de imprudencia, un descuido, o una lamentable coincidencia, para desatar la fatalidad. Tal es el caso de los viejos árboles a punto de caer sobre quienes transitan cerca de ellos por calles y avenidas. Hace poco, uno causó la muerte de un joven galeno del Hospital del Niño. También, el desplome de algunos en Ave. Perú ocasionó estragos en fondas cercanas al Parque Porras años atrás. En ciertas ciudades, como Tokio, los apuntalan con vigas de acero para conjurar posibles desgracias. Aquí sería muy costosa esta modalidad, pero hay otras soluciones con el fin de proteger vidas humanas. A las autoridades concernientes, distraídas en fiestas navideñas, carnavales y discusiones políticas parece no importarles el asunto, porque todavía no se ven disposiciones sobre el tema. ¿Acaso esperan más tragedias?