Seguridad bajo control

Si hay algo que preocupa a la sociedad es la inseguridad. En los últimos meses, el problema de la inseguridad se desbordó. Si a ello se suma el asesinato de trece presos y la fuga de un peligroso criminal, la situación empeora. Y es indudable que dentro los estamentos de seguridad hay conflictos, sobre todo, por la irresponsable decisión de los anteriores Gobiernos de ascender sin méritos; por permitir que los carteles cooptaran a policías y las mafias se adueñaran de edificios y barrios. Pero hay que reconocer que la seguridad está dando un giro y los últimos golpes al narcotráfico, con capturas cuantiosas de drogas; la desarticulación de una red, entre cuyos miembros aparece un donante del expresidente Varela y proveedor de su Gobierno; además de la recaptura de Ventura, dan cuenta de que están cambiando las cosas. La Fuerza Pública es de vital importancia para cualquier Estado, pero no puede permitirse el relajamiento. Debe ser siempre un cuerpo disciplinado, con mística y siempre al servicio de sus ciudadanos y del país. Pero por ese descontrol que se permitió, ascendiendo a quienes no merecían, la moral de los buenos policías se vino abajo. Esto, sin duda, permitió que el hampa se fortaleciera y que la criminalidad se tomara las calles, convirtiéndose en los dueños y señores del país. Es muy cuestionable que en enero hayamos terminado con 55 asesinatos, 22 por encima del mismo mes hace un año. Solo esperemos que el giro que está dando la Fuerza Pública se mantenga y que la seguridad siga bajo control, porque esto le da tranquilidad a la sociedad y al país.