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- 20/01/2021 00:00
Hablar con claridad
El problema de la Caja de Seguro Social hay que enfrentarlo y sacar a flote esa institución. Es un hecho que el Programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) atraviesa por una situación difícil y los números así lo indican. Hay otros programas que están muy boyantes en sus ingresos y esto crea un desbalance brutal, que ha llevado a una planilla abultada innecesaria. Por ejemplo, la cuota para salud es de 8,5 por ciento de la planilla y de ese total el 8 por ciento lo ponen los empleadores y 0,5 por ciento los trabajadores. Ese 0,5 por ciento básicamente es para subsidios de maternidad. Los números también indican que del 13,5 por ciento de la planilla va íntegro a las pensiones, pero casi un tercio de ese porcentaje lo ponen los empleadores. El problema es mayúsculo, porque las cuotas que pagan los trabajadores del IVM definido o solidario no alcanzan a cubrir los que están pensionados, lo que obliga a usar las reservas y mantenerlas lo más líquido posible, lo cual es de baja rentabilidad. Pero el problema es mayor, porque cada día es más frecuente que los empleadores y trabajadores pactan pagos en especie, bonos de todo tipo que no pagan impuestos ni seguro, pero al final todos quieren jubilarse como Dios manda. Es tan claro como decir que todo mundo entiende la solidaridad, pero que otros paguen mi pensión. En palabras simples, si no se va a raíz del problema, lo único que se logrará es posponer y agravar el problema. Ha iniciado el diálogo por la Caja y es un buen momento para enderezar lo que por muchos años se ha hecho mal. ¡Así de simple