Diálogo

La instalación de una mesa de diálogo entre gobierno y sociedad es un paso positivo y correcto. Sin un mayor análisis, la lógica elemental indica que la conclusión debe ser la derogación total de la polémica Ley 30. Y es que aunque personeros del gobierno se afanen en difundir sus bondades y atributos, no podrán surtir efectos mientras dividan a la sociedad. Aquellos consejeros que aducen que la derogatoria daría un mensaje de debilidad del gobierno, yerran en sus análisis. Ya el propio presidente Martinelli reconoció que el gobierno cometió un error y eso le permite hacer el alto necesario para que la sociedad le dé un voto de confianza. Ahora, de insistir en que la Ley 30 es de suma importancia para el país, que presente las leyes necesarias a la Asamblea y que cada una pase por el análisis y los debates propios del Legislativo, pero que sea de forma separada y como manda el legítimo proceso. Entonces sí hablaremos de diálogo.