El dilema laboral

Seguramente todos los trabajadores de las empresas que, durante la pandemia, han sido solidarias con sus angustias y los han apoyado económicamente, estén dispuestos, hoy por hoy, a meter el hombro con ánimo por levantar su fuente de empleo e incluso, seguramente, estarán dispuestos a sacrificarse trabajando arduamente para mantenerla a flote y robustecerla. Y es que un comportamiento empresarial solidario logra generalmente desarrollar empatía y un positivo sentido de pertenencia. Sin embargo, es difícil que un trabajador acepte ahora trabajar por la mitad del salario con una empresa que ha actuado con ruindad y que, a pesar de contar con recursos económicos, abandonó al trabajador a su propia suerte en plena pandemia, suspendiéndole el contrato y sin siquiera darle un ingreso mínimo para comida y medicinas. Es aquí cuando surgen las desavenencias, porque cómo le vienen a pedir al trabajador solidaridad cuando no fueron solidarios con el empleado. Esa ruindad es la que tenemos que superar como sociedad, como país, como gremio empresarial. Hay quienes se dedican a ser empresarios y hay quienes se dedican a ser trabajadores. Cada uno en su mundo de felicidad. Pero un país avanza cuando los papeles de cada uno se respetan y se es justo y solidario a la hora que toca serlo. ¡Así de simple!