• 09/04/2024 00:00
Entrelíneas

El asilo

Independientemente de si gusta o no, las embajadas son territorio extranjero y entrar a la fuerza es violar esa condición

El asalto de Ecuador a la embajada de México en Quito ha provocado un mar de opiniones a favor y en contra. Sin embargo, aunque la justificación de Ecuador de que el refugiado es un delincuente común, es como si Estados Unidos incursionara a la fuerza con todo su ejército a detener a un delincuente que se esconde en México. En pocas palabras, se rompe con el respeto de los tratados internacionales en los que establece que una embajada es considerada un territorio extranjero. El problema deriva en la interpretación, porque se aduce que los refugiados son condenados por la justicia ordinaria de su país y no perseguidos políticos. Independientemente de si gusta o no, las embajadas son territorio extranjero y entrar a la fuerza es violar esa condición. Puede estarse de acuerdo o no con esa realidad, pero hay muchos ejemplos: Ecuador asiló a Julian Assange durante varios años en su embajada en Londres. Para Estados Unidos, Assange es un delincuente común, acusado por robar y divulgar material militar clasificado. Para gran parte del mundo, Assange es un perseguido, cuyo propósito fue revelar lo que el público necesitaba saber y su derecho a divulgarlo, se consagra en la libertad de expresión. Para Estados Unidos es mero terrorismo informático y Assange violó sus leyes. Algunos dirán que Assange no es Jorge Glass, a quien Ecuador sacó a la fuerza de la embajada de México en Quito, pero el asunto es que Estados Unidos jamás entró a la fuerza a sacar a Assange de la embajada de Ecuador, porque una embajada es territorio extranjero, guste o no. ¡Así de simple!

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