¡Hasta cuándo!

Un cuerpo humano descuartizado, y el asesinato del abogado Javier Justiniani, quien abogaba por los derechos de los privados de libertad, así como el de otros ciudadanos, hacen meditar a fondo sobre la grave situación de la seguridad pública que vive la nación. Es inconcebible que los delincuentes sean tratados con manos de seda, cuando sus hechos criminales demuestran un comportamiento rayano en lo satánico. Por tal razón, las autoridades y el ciudadano en general deben luchar para que los castigos estén a tono con la gravedad del delito. Es costumbre ver a ladrones, plagiadores, criminales, etc., pasearse a su antojo por las calles de las diferentes ciudades del país. El pueblo está cansado de la inoperancia de las normas judiciales, y pide un alto inmediato a los desafueros legales que termine para siempre con esta situación.